AMAUTA Revista Socio - Politica
 
Acerca de la ley de Ajuste Cubano
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3. AFECTACIONES EN LA ESFERA DE LA SALUD, LA ALIMENTACIÓN,
LA EDUCACIÓN Y LA CULTURA.
(continuación)

3.2 ALIMENTACIÓN.

Uno de los objetivos priorizados de la guerra económica del Gobierno de los Estados Unidos contra Cuba, ha sido el sector de la alimentación. Generar las condiciones que provoquen el hambre y la desesperación, califica, en virtud del Derecho Internacional, como un delito de genocidio y una violación del derecho a la alimentación del pueblo cubano.

Las medidas de bloqueo afectan las importaciones de productos alimenticios con destino a la población cubana, tanto para el consumo directo de las familias, como para el consumo social en escuelas, hogares de ancianos, hospitales, círculos infantiles, e inciden directamente en el nivel nutricional de la población, y en consecuencia, en su salud.

Las prohibiciones impuestas por el Gobierno de los Estados Unidos a la exportación de productos alimentarios a dicho país, provocaron pérdidas para Cuba por un valor de 114 millones de dólares en el año 2002.

El hecho de que las transacciones se realicen en una sola dirección, impide también la utilización racional y eficiente de la transportación, al tener que regresar en lastre los buques. Esto sucede incluso cuando el siguiente destino del buque no es Estados Unidos.

Ejemplo de ello es el caso de las cargas a granel que podrían registrar un ahorro aproximado del 36% en los costos de transportación. Actualmente se realizan erogaciones del orden de 15.50 dólares por tonelada métrica por concepto de flete, cuando la cifra pudiera reducirse a aproximadamente unos 10.00 dólares, si los barcos pudieran tomar cargas de retorno hacia los Estados Unidos.

El régimen de disparidades comerciales corroborado en la llamada Ley de Reforma de Sanciones Comerciales y para el Incremento de las Exportaciones de Estados Unidos, de octubre del 2000, si bien ha permitido la venta controlada de alimentos a Cuba, es una muestra fehaciente de que el bloqueo, lejos de eliminarse, mantiene su vigencia, inclusive por el rigor con que se aplican restricciones adicionales a las ya refrendadas en leyes anteriores.

Ante esta realidad, y a pesar de las dificultades y limitaciones que han regido este comercio unidireccional, la compra de alimentos ha sido el resultado de ingentes esfuerzos de las empresas de ambos países para lograr la negociación, contratación y ejecución de las operaciones.

Si se pudiera realizar el comercio entre ambos países bajo condiciones normales, los beneficios de los agricultores y los consumidores norteamericanos y de todos los cubanos serían considerables.

Un ejemplo de ello es que si Cuba no hubiese tenido que incurrir en gastos adicionales por un monto de 22.4 millones de dólares, debido a las importaciones de alimentos desde otros mercados, podría haber adquirido en el mercado norteamericano con dichos recursos durante el pasado año, 52 000 toneladas métricas de trigo panificable, 40 000 toneladas métricas de arroz y 4 000 toneladas métricas de leche entera en polvo, para enriquecer la dieta básica de la población cubana, con el consiguiente beneficio para los productores estadounidenses.

La agricultura, un sector cuyo desarrollo es clave para la producción de alimentos y en consecuencia, para lograr una mejor calidad en la alimentación del pueblo cubano, sufrió afectaciones por el bloqueo estadounidense que alcanzaron un monto de 108.5 millones de dólares.

La exportación de frutas tropicales cubanas hacia los Estados Unidos constituía un renglón tradicional en nuestras exportaciones antes de 1959. Si se toma en cuenta las ventajas arancelarias que ofrece Estados Unidos a las importaciones de frutas, Cuba pudiera exportar hacia ese país 13 mil toneladas de aguacate, mango, coco y papaya, entre otras, con un valor aproximado de 25 millones de dólares.

En la exportación de los productos citrícolas y sus derivados se registran pérdidas por concepto de precio y flete, valoradas en 4.5 millones de dólares anuales. Aproximadamente el 50% de las exportaciones actuales podrían situarse en el mercado de Estados Unidos, entre otras razones, por las diferentes fechas en que se realizan las cosechas de toronja en Cuba y en la Florida, lo que permitiría el acceso del producto cubano sin competir con el doméstico.

Las semillas de papa deben ser importadas pagando fletes un 50% más caros que si fueran compradas en el mercado estadounidense. Solo por este concepto, Cuba podría sembrar 2 300 hectáreas más y adquirir, como mínimo, 57 mil toneladas adicionales, lo que redundaría en beneficio del consumo para la población.

Asimismo, el bloqueo impide el acceso de la producción animal de Cuba a las tecnologías más avanzadas en materia de alimentación animal desarrolladas por los Estados Unidos. Si los agricultores cubanos tuvieran acceso a dichas tecnologías podrían, con la actual masa de aves en producción, incrementar en 291 millones de unidades la producción de huevos y en 8 800 las toneladas de carne de ave.

El costo directo del bloqueo en la producción avícola asciende a los 59.6 millones de dólares anuales. Solo por tener que adquirir las materias primas para piensos avícolas en mercados distantes, este sector incurre en gastos adicionales superiores a los 10 millones de dólares.

Igualmente, las restricciones impuestas a Cuba para la adquisición de combustibles, piezas de repuesto para equipos agrícolas, transporte de carga, medios para la protección de plantas y fertilizantes, inciden negativamente en los rendimientos de las producciones agrícolas y pecuarias. El país debe importar anualmente cerca de 35 mil neumáticos de diferentes tipos, el 80% de los cuales procede de Asia y el resto de Europa del Este, lo que provoca pérdidas de cerca de medio millón de dólares solo por concepto de fletes.

El servicio veterinario también es afectado por las presiones que las autoridades norteamericanas ejercen para obstaculizar la adquisición de materias primas para la producción de medicamentos, equipos y kits diagnósticos, estos últimos producidos únicamente por firmas norteamericanas en la mayoría de los casos. Estas medidas inciden directamente sobre el enfrentamiento a las plagas que afectan a la masa animal cubana, algunas de ellas introducidas en el país, como consecuencia de agresiones biológicas norteamericanas. Enfrentar solamente dos de estas plagas: la Dermatosis Nodular Bovina y la Varroasis en las abejas, cuesta al país cerca de un millón de dólares anualmente.