Acerca de la ley de Ajuste Cubano
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INTRODUCCIÓN Por más de cuarenta años, el pueblo cubano ha enfrentado el bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por el Gobierno de los Estados Unidos de América, una política de hostilidad de las más crueles, inhumanas y prolongadas a que se haya sometido a pueblo alguno en toda la historia de la civilización humana.
Desde el triunfo mismo de la Revolución, cuando el pueblo de Cuba hizo realidad el disfrute de su derecho a la libre determinación, al destruir las bases del régimen neocolonial que mantenía Estados Unidos en la Isla, las autoridades de la potencia del Norte impusieron diversas sanciones económicas a Cuba con el objetivo reconocido de producir “el hambre, la desesperación y el derrocamiento del gobierno” , según señalara un documento oficial del Departamento de Estado fechado el 6 de abril de 1960.
Suman ya diez las administraciones estadounidenses que a lo largo de estos cuarenta y cuatro años no han hecho más que profundizar y ampliar el complejo sistema de leyes y medidas que conforman el bloqueo establecido por el Gobierno norteamericano contra el pueblo de Cuba.
Esta política ha causado y continúa infligiendo importantes afectaciones al bienestar material, psíquico y espiritual del pueblo cubano, imponiéndole graves obstáculos a su desarrollo económico, cultural y social.
Baste recordar que seis de cada diez cubanos han nacido y vivido bajo el sistema de sanciones descrito que ha estado acompañado, además, de agresiones militares, guerra biológica, transmisiones ilegales de radio y televisión, actividades terroristas, planes de atentado contra sus principales dirigentes, aliento a la emigración ilegal y otros actos hostiles promovidos, financiados, apoyados o permitidos por varias administraciones estadounidenses.
El objetivo principal del bloqueo no ha sido otro que el de imponer la asfixia económica y social a la nación cubana, al privarla de sus medios fundamentales de subsistencia. Las prohibiciones y restricciones impuestas por el bloqueo al pueblo cubano, carecen de todo fundamento legal, moral y ético. Conforme a lo dispuesto en el Inciso (c) del Artículo II de la Convención de Ginebra para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio , del 9 de diciembre de 1948, el bloqueo impuesto por el Gobierno estadounidense contra Cuba califica como un acto de genocidio y, por consiguiente, constituye un delito de Derecho Internacional.
El actual Gobierno republicano del Presidente George W. Bush ha recrudecido a niveles sin precedentes las medidas y prohibiciones del bloqueo contra Cuba. Sus acciones se enmarcan de modo coherente en la tradicional política de la ultraderecha norteamericana y los sectores más extremistas y violentos de la emigración cubana en los Estados Unidos, dirigida a socavar la existencia misma de la nación cubana. Cabe recordar, en este contexto, que las apetencias de los Estados Unidos de América sobre Cuba no son nuevas. Ya desde los albores mismos del surgimiento de la Unión Americana, comenzaron a realizarse esfuerzos por anexar a Cuba mediante la compra, la cesión e incluso la fuerza armada, que se sustentaron en políticas como la Doctrina Monroe o la “tesis de la fruta madura”, preludiando ya, desde tan lejana época, lo que sería el basamento mismo del intervencionismo y unilateralismo que caracterizan a los Estados Unidos en la etapa actual. Así, luego de la intervención norteamericana en 1898, cuatro años después surgiría la República de Cuba, lastrada por una enmienda constitucional que, para todo fin práctico, convertía a Cuba en una colonia de su vecino norteño, situación que prevaleció hasta 1959, en que triunfara la Revolución Cubana.
Al recrudecer el bloqueo, el actual Presidente norteamericano ha reciprocado el decisivo “favor” que le hiciera la mafia terrorista cubanoamericana de Miami – vale recordar el papel protagónico de ésta en el fraude que le permitió a George W. Bush usurpar la presidencia del país en las elecciones del 2000 – compuesta por políticos corruptos que lucraban hasta el año 1959 con el hambre y la sangre del pueblo cubano, por connotados torturadores y asesinos que llevaron la muerte a más de 20 mil cubanos, por probados ladrones del erario público y toda la escoria humana que servía de soporte a la dictadura batistiana y al control neocolonial que ejercía Estados Unidos sobre Cuba, así como por sus seguidores y herederos, y por todos los que han promovido, financiado y seguido ejecutando los más criminales actos de terrorismo contra el pueblo cubano en estos últimos cuarenta y cuatro años.
La pretensión del actual Gobierno de los Estados Unidos de imponer al mundo su voluntad como única norma aplicable, pisoteando el Derecho Internacional y recurriendo para ello de manera indiscriminada e ilegal a la amenaza y al uso de la fuerza, ha representado un grave estímulo a los planes de agresión contra Cuba, incluso mediante la vía militar.
Conociendo perfectamente su incapacidad para socavar el apoyo inclaudicable del pueblo cubano a su Revolución, la mafia terrorista de origen cubano de Miami, importantes personeros y halcones militaristas dentro de la reaccionaria administración republicana que gobierna Estados Unidos y por supuesto, los mercenarios pagados por ambos dentro de la Isla, ponen su esperanza en la idea siniestra de provocar una agresión armada de los Estados Unidos contra Cuba.
Aquellos que promueven la agresión para poner fin al proceso de transformaciones revolucionarias soberanamente emprendido por el pueblo cubano, han venido fabricando, uno tras otro, sucesivos y falsos pretextos para impulsar sus planes.
Así, Cuba es mantenida sin justificación alguna en la lista que ilegítimamente elabora el Departamento de Estado norteamericano de países que supuestamente estarían promoviendo o protegiendo el terrorismo en el mundo. Aún más, algunos funcionarios de la Administración Bush han reiterado la falsa acusación acerca de una supuesta capacidad de producción de armas biológicas por parte de Cuba.
Por otra parte, el gobierno estadounidense - el mismo que se ha arrogado el derecho de coartar la libre determinación de cualquier pueblo en el mundo con sus llamadas “guerras preventivas” y mantiene en un limbo jurídico y en condiciones infrahumanas a miles de personas en la Base Naval de Guantánamo y en su territorio continental - año tras año impone mediante el chantaje y la coerción, una resolución que manipula el tema de los derechos humanos, con el objetivo de fabricar un ilegítimo asidero a su política de hostilidad contra Cuba.
En este mismo contexto, los Acuerdos Migratorios firmados entre ambas naciones en 1994 han sido objeto de especial ataque por parte de los enemigos de una normalización de las relaciones entre los Estados Unidos y Cuba. El propósito fundamental es el de poner fin al flujo migratorio ordenado establecido en dichos acuerdos y, así, forzar una emigración ilegal masiva desde la Isla, a partir de las difíciles condiciones que impone el bloqueo al pueblo cubano y del estímulo a la emigración ilegal que establece la absurda y asesina “Ley de Ajuste Cubano” , que de manera excepcional y única en la historia, estipula garantías y derechos especiales, incluso de residencia, a los cubanos que arriban ilegalmente al territorio de los Estados Unidos. Ello contrasta con las cacerías humanas, los maltratos físicos y morales, los encarcelamientos y expulsiones que se deparan a millones de ciudadanos de otros países que llegan de igual manera al territorio de la superpotencia.
La respuesta del Gobierno de los Estados Unidos a la adopción de la resolución 57/11 de la Asamblea General, que contó con el voto a favor de 173 Estados para exigir al gobierno norteamericano poner fin a su política de bloqueo a Cuba, no ha sido otra que la profundización de sus ilegales sanciones a la Isla.
¿Podría acaso la comunidad internacional permitir que tan grave afrenta al multilateralismo, al Derecho Internacional y a los principios éticos y morales que guían las relaciones internacionales quede sin respuesta?
Cuba reivindica un orden internacional en el que el respeto al Derecho Internacional rija para todos por igual, como paradigma irrenunciable de la convivencia pacífica y la justicia en el planeta. Con la razón que le acompaña y una sólida unidad forjada en su batalla histórica por el pleno ejercicio de su soberanía, Cuba sabrá resistir y vencer frente a los intentos de Estados Unidos de rendir su férrea voluntad de independencia mediante el hambre, las enfermedades y los más disímiles escollos a su bienestar y progreso económico y social.
La información que se recoge en este informe, y que es solo una parte de lo que se puede decir públicamente, incluye ejemplos contundentes y datos detallados de las afectaciones causadas por el bloqueo al pueblo cubano, profundizando en las incidencias más recientes. |