La resolución de la "Conferencia" está dedicada a la cuestión de la "
conquista del Poder y la participación en el gobierno provisional " [* ] . Ya en este modo de plantear la cuestión se encierra, como hemos indicado, la confusión. De una parte, la cuestión se plantea de un modo estrecho : se habla sólo de nuestra participación en el gobierno provisional y no en general de las tareas del Partido con respecto al gobierno provisional revolucionario. De otra parte, se confunden dos cuestiones de carácter completamente distinto : nuestra participación en una de las fases de la revolución
democrática y la revolución
socialista. En efecto, la "conquista del Poder" por la socialdemocracia es precisamente la revolución socialista y no puede ser nada más si se emplean estas palabras en su significación directa y habitual. Pero si se las comprende en el sentido de la conquista del Poder no para la revolución socialista, sino para la revolución democrática, entonces ¿qué sentido tiene hablar no sólo de la participación en el gobierno provisional revolucionario, sino también de la "conquista del Poder"
en general? Evidentemente, nuestros "conferencistas" no sabían
ellos mismos muy bien de lo que tenían propiamente que hablar : si de la revolución democrática o de la revolución socialista Quien haya seguido la literatura consagrada a esta cuestión sabe que es el camarada Martínov quien ha dado comienzo a dicha confusión en sus famosas Dos dictaduras : los neoiskristas recuerdan de mala gana el modo como se plantea la cuestión (ya antes del 9 de enero) [*] en esa obra seguidista-modelo, pero la influencia ideológica de la misma sobre la Conferencia no ofrece la menor duda.
Pero dejemos de lado el título de la resolución. Su contenido nos mostrará errores incomparablemente más profundos y graves. He aquí la primera parte de la misma :
"La victoria decisiva de la revolución sobre el zarismo puede ser señalada, bien por la constitución de un gobierno provisional, surgido de la insurrección popular victoriosa, bien por la iniciativa revolucionaria de tal o cual institución representativa que decida, bajo la presion revolucionaria directa del pueblo, organizar una Asamblea Constituyente de todo el pueblo".
Así, pues, se nos dice que la victoria decisiva de la revolución sobre el zarismo puede ser tanto la insurrección triunfante, como. . . ¡la decisión de una institución representativa de organizar una Asamblea Constituyentel ¿Qué significa esto? ¿Cómo es esto? ¿¿La victoria decisiva puede ser señalada por la "decisión" de organizar una Asamblea Constituyente?? ¡¡Y semejante "victoria" se coloca al lado de la constitución de un gobierno provisional "surgido de la insurrección popular victoriosa"!! La Conferencia no se ha dado cuenta de que la insurrección popular
victoriosa y la
constitución de un gobierno provisional implican la victoria de la revolución
de hecho, mientras que la "decisión" de organizar una Asamblea Constituyente implica la victoria sólo
verbal de la revolución.
La Conferencia de los mencheviques-neoiskristas ha in currido en el mismo error en que incurren constantemente los liberales, las gentes de
Osvobozhdenie. Estas gentes lanzan frases sobre la Asamblea "Constituyente", cerrando púdicamente los ojos ante la conservación de la fuerza y del Poder en las manos del zar, olvidando que para "constituir" hay que tener la
fuerza de constituir. La Conferencia ha olvidado asimismo que de la "decisión" de unos representantes cualesquiera, hasta el cumplimiento de dicha decisión, hay un gran trecho. La Conferencia también ha olvidado que mientras el Poder quede en las manos del zar, cualquier decisión de unos representantes cualesquiera no es más que charlatanismo huero y mezquino, como resultaron serlo las "decisiones" del parlamento de Francfort, famoso en la historia de la revolución
alemana de 1848 Marx, representante del proletariado revolucionario, en su Nueva Gaceta del Rin [ 8] , fustigaba precisamente con sarcasmos implacables a los "osvobozhdentsi" liberales de Francfort porque pronunciaban bellos discursos, tomaban toda dase de "decisiones" democráticas, "instituían" toda dase de libertades, pero, en la práctica, dejaban el Poder en manos del rey, no organizaban la lucha armada contra las fuerzas militares de que disponía este último. Y mientras los osvobozhdentsi de Francfort discurseaban, el rey esperó el momento oportuno, afianzó sus fuerzas militares, y la contrarrevolución, apoyándose en la fuerza real, infligió una terrota rotunda a los demócratas con todas sus magníficas "decisiones".
La Conferencia ha equiparado a la victoria decisiva lo que precisamente carece de la condición decisiva de la victoria. ¿Cómo unos socialdemócratas, que aceptan el programa republicano de nuestro Partido, pudieron incurrir en este error? Para comprender este extraño fenómeno, hay que dirigirse a la resolución del III Congreso sobre los disidentes del Partido*. En dicha resolución se indica la supervivencia en nuestro Partido de distintas tendencias "afines al economismo". Nuestros "conferencistas" (no en vano, es cierto, se hallan bajo la dirección ideológica de Martínov) razonan sobre la revolución absolutamente con el mismo criterio con que los economistas razonaban sobre la lucha política o sobre la jornada de ocho horas Los economistas ponían pronto en circulación la "teoría de las fases" : 1) lucha por los derechos, 2) agitación política, 3) lucha política, o 1) jornada de diez horas, 2) jornada de nueve horas, 3) jornada de ocho horas. Todo el mundo conoce suficientemente cuáles fueron los resultados obtenidos con esta "táctica-proceso". Ahora nos proponen asimismo dividir, bien meticulosamente, por anticipado la revolución en fases : 1) el zar convoca una institución representativa, 2) esta institución representativa "decide", bajo la presión del "pueblo", organizar la Asamblea Constituyente, 3) . . . sobre la tercera fase, los mencheviques no se han puesto todavía de acuerdo; han olvidado que la presión revolucionaria del pueblo tropezará con la presión contrarrevoiucionaria del zarismo y que, por esto, o bien la "decisión" queda inaplicada, o bien el asunto lo decide no otra cosa que la victoria o la derrota de la insurrección popular. La resolúción de la Conferencia es exactamente parecida al siguiente razonamiento de los economistas : la victoria decisiva de los obreros puede ser señalada, bien por la implantación de la jornada de ocho horas por vía revolucionaria, bien por la concesión de la jornada de diez horas y la "decisión" de pasar a la de nueve. . . Exactamente lo mismo.
Se nos puede objetar, quizás, que los autores de la resolución no se proponían equiparar la victoria de la insurrección a la "decisión" de la institución representativa convocada por el zar, que querían únicamente prever la táctica del Partido en uno u otro caso. Contestaremos a esto : 1) El texto de la resolución califica de un modo directo e inequívoco de "victoria decisiva de la revolución sobre el zarismo"
la decisión de la institución representativa. Es posible que esto sea el resultado de una redacción desaliñada, es posible que se la pueda enmendar basándose en las actas, pero mientras no haya sido enmendada, el sentido de dicha redacción no puede ser más que uno, y dicho sentido está de lleno dentro del espíritu
de Osvobozhdenie. 2) El curso de ideas propio de "
Osvobozhdenie " en que han caído los autores de la resolución aparece con un relieve
todavía incomparablemente mayor en otros escritos de los neoiskristas. Por ejemplo, en el órgano del Comité de Tiflís Sotsial-Demokrat [ 9] (publicado en georgiano y ensalzado por
Iskra en su número loo) en el artículo "El Zemski Sobor* y nuestra táctica", se llega incluso a decir que la "táctica" consistente en "elegir como centro de nuestra actividad el Zemski Sobor" (¡sobre la convocatoria del cual, añadiremos por cuenta nuestra, no sabemos aún nada de un modo preciso!) "
es más ventajosa para nosotros " que la "táctica" de la insurrección armada y de la constitución de un gobierno provisional revolucionario. Más abajo volveremos aún a ocuparnos de este artículo. 3) No se puede oponer nada al examen previo de la táctica del Partido para el caso de la victoria de la revolución y para el de su derrota, así como para el caso de éxito de la insurrección y para el caso de que la insurrección no pueda convertirse en una fuerza seria. Es posible que el gobierno zarista consiga convocar una asamblea representativa con el fin de hacer componendas con la burguesía liberal; la resolución del III Congreso, previniéndolo, habla directamente de la "política hipócrita", del "seudo-democratismo", de las "formas caricaturescas de representación popular, tales como el llamado Zemski Sobor"* Pero de lo que se trata es de que esto no se dice en la resolución sobre el gobierno provisional revolucionario, pues esto no tiene nada que ver con el gobierno provisional revolucionario. Este caso relega el problema de la insurrección y de la constitución del gobierno provisional revolucionario, lo modifica, etc. Ahora no se trata de que sean posibles toda clase de combinaciones, de que sean posibles la victoria y la derrota, los caminos de rechos y los caminos de rodeo; de lo que se trata es de que es inadmisible para un socialdemócrata llevar la confusión a las ideas de los obreros sobre el camino verdaderamente revolucionario, de que es inadmisible que, a la manera de los de
Osvobozhdenie, se llame victoria decisiva a aquello que carece de la condición
fundamental de la victoria. Es posible que aun la jornada de ocho horas no la obtengamos de golpe, sino únicamente recorriendo un largo camino de rodeo; pero ¿qué diréis del hombre que califica de victoria de los obreros una impotencia, una debilidad tal del proletariado, que éste
no tenga fuerza para impedir los aplazamientos, las demoras, el regateo, la traición y la reacción? Es posible que la revolución rusa termine con un "aborto constitucional", como en cierta ocasión dijo
Vperiod *, ¿pero acaso esto puede justificar al socialdemócrata que, en víspe ras de la lucha decisiva, se pusiera a calificar dicho aborto de "victoria decisiva sobre el zarismo"? Es posible,
si las cosas van mal, que no sólo no conquistemos la república, sino que incluso la constitución que obtengamos sea ilusoria, a lo "Shípov" [10] , pero ¿acaso se podría perdonar a un socialdemócrata que escamoteara nuestra consigna republicana?
Naturalmente, los neoiskristas no han llegado todavía a ese escamoteo. ¡Pero por el hecho de que en su resolución se hayan precisamente olvidado de hablar de la república, se ve con particular evidencia hasta qué punto se ha evaporado en ellos el espíritu revolucionario, hasta qué punto la afición a los razonamientos muertos les ha ocultado las tareas de combate del momentol Es inverosímil, pero es un hecho. Todas las consignas de la socialdemocracia se ratifican, se tepiten, se aclaran, se detallan en distintas resoluciones de la Gonferencia, no se olvida ni tan siquiera la elección por los obreros, en las empresas, de "starostas" y delegados; únicamente no se ha hallado la ocasión de recordar la república en la resolución sobre el gobierno provisional revolucionario. Hablar de la "victoria" de la insurrección popular, de la constitución de un gobierno provisional y no indicar la relación de dichos "pasos" y actos con la conquista de la república, significa escribir una resolución no para dirigir la lucha del proletariado, sino para arrastrarse a la cola del movimiento proletario.
Resumamos : La primera parte de la resolución : 1) no ha aclarado en lo más mínimo la significación del gobierno provisional revolucionario desde el punto de vista de la lucha por la república y de la garantía de una Asamblea realmente popular y realmente constituyente; 2) ha introducido directamente la confusión en la conciencia democrática del proletariado, equiparando a la victoria decisiva de la revolución sobre el zarismo un estado te cosas tal, en el que precisamente falta todavía la condición fundamental para la verdadera victoria.