OTRA VEZ LA TENDENCIA
DE OSVOBOZHDENIE, OTRA VEZ
EL NEOISKRISMO
Los números 71-72 de Osvobozhdenie y 102-103 de Iskra nos aportan un nuevo material extraordinariamente rico, relativo a la cuestión a que dedicamos el capítulo 8 de nuestro folleto. No teniendo posibilidad alguna de utilizar aquí todo este rico material, nos detendremos solamente en lo más esencial. Primeramente, sobre la cuestión de saber qué género de "realismo" de la socialdemocracia es elogiado por Osvobozhdenie y por qué debe elogiarlo; en segundo lugar, en la correlación de los conceptos : revolución y dictadura.
I. ¿Por qué elogian los realistas liberal-burgueses
a los "realistas" socialdemócrtas?
Los artículos "La escisión en la socialdemocracia rusa" y "El triunfo del buen sentido" (Osvobozhdenie, núm. 72) representan un juicio sobre la socialdemocracia, extraordinariamente valioso para los proletarios conscientes, hecho por los lepresentantes de la burguesía liberal. Nunca se recomendará demasiado el conocimiento de estos artículos a cada socialdemócrata, conocerlos en su totalidad y meditar sobre cada una de sus frases. Reproduciremos, antes que nada, las principales tesis de ambos artículos :
"Al observador de fuera -- dice Osvobozhdenie -- le es bastante dificil captar el sentido político real de la discrepancia que ha dividido al Partido Socialdemócrata en dos fracciones. Calificar la fracción de la 'mayoría' como la más radical y rectilinea a diferencia de la 'minoría', que admite, en beneficio de la causa, algunos compromisos, no es totalmente exacto, y, en todo caso, no es una característica concluyente. Por lo menos, los dogmas tradicionales de la ortodoxia marxista son observados, puede ser que con más celo aún por la fracción de la minoría que por la fracción de Lenin. Nos parece que es más exacta la siguiente característica. El fundamental estado de espíritu político de la 'mayoría' es un revolucionismo abstracto, un espíritu de revuelta, un afán de provocar por todos los medios una insurrección de la masa popular y, en su nombre, tomar el Poder inmediatamente; esto, en cierto grado, aproxima los 'leninistas' a los socialrevolucionarios y reemplaza en su conciencia la idea de la lucha de clases por la idea de una revolución popular rusa; desechando en la práctica muchas de las esvrecheces de la doctrina socialdemócrata, los 'leninistas', de otra parte, están profundamente penetrados por la estrechez de un revolucionismo que renuncia a todo otro trabajo práctico que no sea la preparación de la insurrección inmediata, y desconocen en principio todas las formas de la agitación legal y semilegal y toda clase de compromisos prácticos y útiles con otras tendencias de oposición. Por el contrario, la minoría, fuertemente aferrada a los dogmas del marxismo, conserva a la vez los elementos realistas de la concepción marxista del mundo. La idea fundamental de esta fracción es la contraposición de los intereses del 'proletariado' a los intereses de la burguesía. Pero, de otra parte, la lucha del proletariado se concibe -- naturalmente, dentro de ciertos límites dictados por los dogmas inmutables de la socialdemocracia -- con una lucidez realista, con una conciencia clara de todas las condiciones concretas y de las tareas de esta lucha. Ambas fracciones aplican su punto de vista fundamental de un modo no del todo consecuente, pues ellas están ligadas en su obra creadora ideológica y política por las fórmulas severas del catecismo socialdemócrata, que impiden a los 'leninistas' convertirse en amotinados rectilineos, por lo menos a la manera de algunos socialrevolucionarios, y a los 'iskristas' convertirse en los dirigentes practicos del movimiento político real de la clase obrera".
Y, resumiendo más adelante el contenido de las principales resoluciones, el escritor de Osvobozhdenie aclara sus "pensamientos" generales con algunas observaciones concretas respecto a ellas. En comparación con el III Congreso, dice él, "la Conferencia de la minoría observa una actitud completamente diferente respecto a la insurrección armada". "En relación con la actitud hacia la insurrección armada" aparece la diferencia de las resoluciones sobre el gobierno provisional. "La misma divergencia se manifiesta en la actitud respecto a los sindicatos obreros. Los 'leninistas' en sus resoluciones, no han dicho una sola palabra sobre este importantisimo punto de partida de la educación política y de la organización de la clase obrera. Por el contrario, la minoría ha elaborado una resolución muy seria". En cuanto a la actitud ante los liberales, ambas fracciones están según dicho escritor, de acuerdo, pero el III Congreso "repite casi palabra por palabra la resolución de Plejánov sobre las relaciones con los liberales adoptada en el II Congreso, y rechaza la resolución de Starovier, más favorable a los liberales, adoptada en el mismo Congreso". Siendo en general análogas las resoluciones del Congreso y de la Conferencia acerca del movimiento campesino, la "'mayoría' subraya con más fuerza la idea de la confiscación revolucionaria de las tierras de los terratenientes, etc., mientras que la 'minoría' quiere hacer de la reivindicación de reformas democráticas de Estado y administrativas la base de su agitación".
Finalmente, Osvobozhdenie cita una resolución menchevique, publicada en el núm. 100 de Iskra, cuyo punto principal dice : "Puesto que actualmente el trabajo ilegal por sí solo no asegura a la masa una participación suficiente en la vida del Partido, y lleva, en parte, a oponer la masa como tal al Partido como organización ilegal, este último necesita tomar en sus manos la conducción de la lucha sindical de los obreros en el terreno legal, coordinando estrechamente esta lucha con las tareas socialdemócratas". Respecto a esta resolución, Osvobozhdenie exlama : "Nosotros saludamos calurosamente esta resolución como el triunfo del buen sentido, como un momento de lucidez de una parte del Partido Socialdemócrata en materia de táctica".
Ahora el lector tiene ante si todas las apreciaciones esenciales de Osvobozhdenie. Sería un grandísimo error, naturalmente, considerar acertadas estas apreciaciones en el sentido de su concordancia con la verdad objetiva. Todo socialdemócrata descubrirá fácilmente errores en ellas a cada paso. Sería una ingenuidad olvidar que todas estas apreciaciones están penetradas profundamente por los intereses y por el punto de vista de la burguesía liberal, y que son en extremo parciales y tendenciosas en este sentido. Ellas reflejan las ideas de la socialdemocracia igual que un espejo cóncavo o convexo refleja los objetos. Pero sería un error mayor todavía olvidar que estos juicios deformados a gusto de la burguesía reflejan, en fin de cuentas, los intereses reales de la burguesía, la cual, como clase, comprende sin ninguna duda qué tendencias de la socialdemocracia le son convenientes, próximas, queridas, simpáticas, y cuáles le son dañosas, ajenas, extrañas, antipáticas. Un filósofo burgués o un publicista burgués no comprenderá jamás de un modo acertado a la socialdemocracia, ni a la menchevique ni a la bolchevique. Pero si éste es un publicista algo inteligente no le engañará su instinto de clase y siempre captará en el fondo con justeza la significación que para la burguesía tenga tal o cual tendencia dentro de la socialdemocracia, aunque la deforme al exponerla. El instinto de clase de nuestro enemigo, su apreciación de clase, siempre merecen por esto la atención más seria de todo proletario consciente.
¿Qué es lo que nos dice, por boca de los elementos de Osvobozhdenie, el instinto de clase de la burguesía de Rusia?
Expresa de una manera absolutamente precisa la satisfacción que le produce la tendencia del neoiskrismo, alabándolo por su realismo, por su lucidez, por el triunfo del buen sentido, por la seriedad de las resoluciones, por su clara visión táctica, por su practicismo, etc., y expresa su descontento por la tendencia del III Congreso, censurándolo por la estrechez, el revolucionarismo, el espíritu de revuelta, la negación de los compromisos prácticos y útiles, etc. El instinto de clase de la burguesía le sugiere a la burguesía precisamente lo que ha sido demostrado reiteradamente en nuestra literatura con los datos más exactos, a saber : que los neoiskristas representan el ala oportunista en la actual socialdemocracia rusa, y sus adversarios, el ala revolucionaria. Los liberales no pueden dejar de tener simpatías por las tendencias de la primera de dichas alas, no pueden dejar de censurar las tendencias de la segunda. Los liberales, como ideólogos de la burguesía, comprenden perfectamente que a la burguesía le conviene "el practicismo, la lucidez, la seriedad" de la clase obrera, es decir, la limitación de hecho del campo de su actividad a los marcos del capitalismo, de las reformas, de la lucha sindical, etc. Para la burguesía, es peligrosa y temible "la estrechez revolucionaria" del proletariado y su aspiración de conseguir, en nombre de sus tareas de clase, un papel dirigente en la revolución popular rusa.
De que éste es, efectivamente, el sentido de la palabra "realismo" en la interpretación de Osvobozhdenie se puede ver, entre otras cosas, en el empleo que de ella han hecho con anterioridad Osvobozhdenie y el señor Struve. La misma Iskra no ha podido dejar de reconocer una tal significación del "realismo" de Osvobozhdenie. Recordad, por ejemplo, el artículo titulado "¡Ya es hora!", publicado en el suplemento al núm. 73-74 de Iskra. El autor del artículo (representante consecuente de las concepciones de la "charca" en el II Congreso del Partido Obrero Socialdemócrata de Rusia) ha expresado francamente su opinión de que "Akímov ha jugado en el Congreso más bien el papel de espectro del oportunismo que el papel de su verdadero representante". Y la redacción de Iskra se ha visto obligada inmediatamente a rectificar al autor del artículo "¡Ya es hora!", declarando en una nota :
"No cabe estar de acuerdo con esta opinión. Los puntos de vista programáticos del camarada Akímov llevan claramente marcado el sello del oportunismo, cosa que reconoce también el critico de Osvobozhdenie en uno de sus últimos números, señalando que el camarada Akímov pertenece a la tendencia 'realista' -- leed, revisionista --".
Así, pues, la Iskra misma sabe perfectamente que el "realismo" de Osvobozhdenie es justamente oportunismo, y no otra cosa. Si ahora, al atacar el "realismo liberal" (núm. 102 de Iskra ), Iskra calla cómo los liberales la alabaron por su realismo, este silencio se explica por el hecho de que tales alabanzas son más amargas que cualquier censura. Tales alabanzas (que no son casuales y que no han sido expresadas por primera vez por Osvobozhdenie ) demuestran, de hecho, el parentesco del realismo liberal y de estas tendencias del "realismo" socialdemócrata (leed, oportunismo) que se transparentan en cada resolución de los neoiskristas debido a la falsedad de toda su posición táctica.
En efecto, la burguesía de Rusia ha manifestado ya plenamente su inconsecuencia y su egoísmo en la revolución "de todo el pueblo", lo ha manifestado tanto por las reflexiones del señor Struve, como por todo el tono y por el contenido de gran número de periódicos liberales, por el carácter de las intervenciones políticas de gran número de miembros de los zemstvos, de gran número de intelectuales, en general, de todo género de partidarios de los señores Trubetskói, Petrunkévich, Rodíchev y Cía. Desde luego, la burguesía no siempre comprende con plena claridad, pero en general se da cuenta perfectamente por intuición de clase de que, de una parte, el proletariado y el "pueblo" son útiles para su revolución, como carne de cañón, como ariete contra el absolutismo, pero que, de otra parte, el proletariado y los campesinos revolucionarios son terriblemente peligrosos para ella en el caso de que éstos consigan la "victoria decisiva sobre el zarismo" y lleven hasta el fin la revolución democrática. Por eso, la burguesía trata por todos los medios de que el proletariado se conforme con desempeñar un papel "modesto" en la revolución, que sea más moderado, más práctico, más realista, que su actividad esté basada en el principio : "que la burguesía no vuelva la espalda".
Los burgueses inteligentes saben perfectamente que ellos no podrán matar el movimiento obrero. Por eso, no intervienen en modo alguno contra el movimiento obrero, contra la lucha de clase del proletariado; no, ellos incluso hacen toda clase de reverencias ante la libertad de huelga, ante la lucha de clases civilizada, comprendiendo el movimiento obrero y la lucha de clases a la manera de Brentano o de Hirsch-Duncker. Dicho de otra manera, ellos están totalmente dispuestos a "conceder" a los obreros la libertad de huelga y de asociación (de hecho ya casi conquistada por los mismos obreros), con tal de que los obreros renuncien al "espíritu de revuelta", al "revolucionismo estrecho", a la hostilidad hacia los "compromisos prácticos y útiles", a la pretensión y al deseo de imprimir "a la revolución popular rusa" el sello de su lucha de clase, el sello de la consecuencia proletaria, de la decisión proletaria, del "jacobinismo plebeyo". Los burgueses inteligentes de toda Rusia tratan por eso con todas sus fuerzas, por mil medios y caminos -- libros*, conferencias, discursos, charlas, etc., etc. --, de inculcar a los obreros las ideas de la moderación (burguesa), del practicismo (liberal), del realismo (oportunista), de la lucha de clases (a la manera de Brentano), de los sindicatos (a la manera de Hirsch-Duncker) [32 ] , etc. Las dos últimas consignas son particularmente cómodas para los burgueses del partido "constitucional-demócrata" o de Osvobozhdenie, ya que en apariencia coinciden con las consignas marxistas; ya que, silenciando algunas cosas y con una pequeña tergiversación de las mismas, es muy fácil confundirlas con las consignas socialdemócratas y a veces incluso presentarlas como socialdemócratas. Así, por ejemplo, el periódico legal liberal Rassviet [El Alba ] (sobre el cual trataremos de hablar con los lectores de Proletari algo más detalladamente) dice a menudo cosas tan "atrevidas" sobre la lucha de clases, sobre la posibilidad de que la burguesía engañe al proletariado, sobre el movimiento obrero, sobre la iniciativa del proletariado, etc., etc., que el lector poco atento y el obrero poco desarrollado aceptarán fácilmente su "socialdemocratismo" como moneda valedera. Pero, de hecho, esto es una falsificación burguesa del socialdemocratismo, una deformación y una tergiversación oportunista del concepto de la lucha de clases.
En la base de esta gigantesca falsificación burguesa (gigantesca por la amplitud de su acción sobre las masas) reside la tendencia de reducir el movimiento obrero a un movimiento eminentemente sindical, a mantenerlo lo más alejado posible de una política independiente (es decir, revolucionaria, orientada hacia la dictadura democrática), a "eclipsar en la conciencia de los obreros la idea de la revolución popular rusa con la idea de la lucha de clases".
Como ve el lector, hemos dado vuelta de pies arriba a la formulación de Osvobozhdenie. Excelente formulación, que expresa perfectamente dos puntos de vista sobre el papel del proletariado en la revolución democrática, el punto de vista burgués y el punto de vista socialdemócrata. La burguesía quiere reducir al proletariado al solo movimiento sindical y, de esta manera, "velar en su conciencia la idea de la revolución popular rusa con la idea de la lucha de clases" (a la manera de Brentano ), exactamente igual que los autores bernsteinianos del "Credo", los cuales eclipsaban en la conciencia de los obreros la idea de la lucha política con la idea del movimiento "puramente obrero". La socialdemocracia quiere, por el contrario, desarrollar la lucha de clase del proletariado hasta hacerle asumir en la revolución popular rusa un papel dirigente, es decir, llevar esta revolución hasta la dictadura democrática del proletariado y de los campesinos.
Nuestra revolución es una revolución de todo el pueblo, dice la burguesía al proletariado. Por eso, tú, como clase especial, debes limitarte a tu lucha de clase; debes, en nombre del "buen sentido", dirigir tu atención principal a los sindicatos y a su legalización; debes considerar precisamente estos sindicatos "como la base de partida más importante para tu educación política y para tu organización"; debes elaborar, en los momentos revolucionarios, principalmente, resoluciones "serias" parecidas a la de los neoiskristas; debes tratar con solicitud las resoluciones "más favorables a los liberales"; debes preferir aquellos dirigentes que tienen la tendencia a convertirse en "dirigentes prácticos del movimiento político real de la clase obrera"; debes "conservar los elementos realistas de la concepción marxista del mundo" (si, por desgracia, ya te has contagiado de las "fórmulas severas" de este catecismo "no científico").
Nuestra revolución es una revolución de todo el pueblo, dice la socialdemocracia al proletariado. Por eso, tú debes, como la clase más avanzada y como la única clase revolucionaria hasta el fin, aspirar no sólo a participar de la manera más enérgica, sino a desempeñar en ella un papel dirigente. Por eso, tú no debes encerrarte en el marco de la lucha de clases estrechamente concebido, sobre todo en el sentido del movimiento sindical, sino, por el contrario, aspirar a ampliar el marco y el contenido de tu lucha de clase, hasta abarcar en este marco no sólo todas las tareas de la actual revolución democrática popular rusa, sino también las tareas de la futura revolución socialista. Por eso, sin desconocer el movimiento sindical, sin renunciar a utilizar el más pequeño resquicio de legalidad, tú debes, en la época de la revolución, llevar a primer plano las tareas de la insurrección armada, de la formación de un ejército revolucionario y de un gobierno revolucionario, como únicos caminos hacia la victoria completa del pueblo sobre el zarismo, hacia la conquista de la república democrática y de la verdadera libertad política.
Sería superfluo decir qué actitud equívoca, inconsecuente, y, naturalmente, simpática a la burguesía, han adoptado en esta cuestión las resoluciones neoiskristas, gracias a su "línea" errónea.
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* Cf. -- Prokopóvich, La cuestión obrera en Rusia.