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AMAUTA Revista Socio - Política
 
EL IMPERIALISMO FASE SUPERIOR DEL CAPITALISMO - V. I. LENIN
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II. 

LOS BANCOS Y SU NUEVO PAPEL

    La operación fundamental y primordial de los bancos consiste en servir de intermediarios para los pagos. En relación con ello, los bancos convierten el capital monetario inactivo en activo, esto es, que rinde beneficio; reúnen toda clase de ingresos metálicos y los ponen a disposición de la clase de los capitalistas.

    A medida que van desarrollándose los bancos y que va acentuándose su concentración en un número reducido de establecimientos, de modestos intermediarios que eran antes, se convierten en monopolistas omnipotentes que disponen de casi todo el capital monetario de todos los capitalistas y pequeños patronos, así como de la mayor parte de los medios de producción y de las fuentes de materias primas de uno o de varios países. Esta transformación de los numerosos y modestos intermediarios en un puñado de monopolistas constituye uno de los procesos fundamentales de la transformación del capitalismo en imperialismo capitalista, y por esto debemos detenernos, en primer término, en la concentración de los bancos.

    En el año económico de 1907 a 1908, los depósitos de todos los bancos anónimos de Alemania que poseían un capital de más de un millón de marcos eran de 7.000 millones de marcos; en el año económico de 1912 a 1913, de 9.800 millones; un aumento de un 40% en cinco años. Además, de esos 2.800 millones de aumento, 2.750 millones correspondían a 57 bancos con un capital de más de 10 millones de marcos. La distribución de los depósitos entre los bancos grandes y pequeños era la siguiente:*


PERCENTAGE OF TOTAL DEPOSITS
Años En los grandes bancos berlineses, en número de 9 En los bancos restantes con un capital de más de 10 millones En 115 bancos con un capital de 1 a 10 millones En los pequeños bancos con menos de 1 millón
1907 / 8 47 32,5 16,5 4
1912 / 13 49 36 12 3

Los pequeños bancos van siendo eliminados por los grandes, de los cuales nueve concentran casi la mitad de todos los depósitos. Pero aquí no se tiene todavía mucho en cuenta, por ejemplo, la transformación de una serie de pequeños bancos en agencias efectivas de los grandes, etc., de lo cual trataremos más adelante.

    A fines de 1913, Schulze-Gaevernitz fijaba los depósitos de los nueve grandes bancos berlineses en 5.100 millones de marcos sobre un total de cerca de 10.000 millones. Tomando en consideración no sólo los depósitos, sino todo el capital bancario, ese mismo autor escribía :

    "A fines de 1909, los nueve grandes bancos berlineses, junto con los bancos adheridos a ellos, administraban 11.300 millones de marcos, esto es, cerca del 83% de la suma del capital bancario alemán. El 'Banco Alemán' ("Deutsche Bank"), que administra, junto con los bancos adheridos a él, cerca de 3.000 millones de marcos, representa, al lado de la administración prusiana de las líneas férreas del Estado, Ia aglomeración de capital más considerable, con la particularidad de estar en alto grado descentralizada, del viejo mundo"[*].

    Hemos subrayado la indicación relativa a los bancos "adheridos", porque esto se refiere a una de las particularidades características más importantes de la concentración capitalista moderna. Los grandes establecimientos, particularmente los bancos, no sólo absorben directamente a los pequeños, sino que los "incorporan", los subordinan, los incluyen en "su" grupo, en su consorcio (konzern) -- según el término técnico -- por medio de la "participación" en su capital, de la compra o del cambio de acciones, del sistema de crédito, etc., etc. El profesor Liefmann ha consagrado un voluminoso "trabajo" de medio millar de páginas a la descripción de las "sociedades contemporáneas de participación y financiación"**, pero, por desgracia, agregando razonamientos "teóricos" de calidad más que inferior a un material bruto, a menudo mal digerido. El resultado a que conduce este sistema de "participación", desde el punto de vista de la concentración, se halla indicado mejor que en ninguna otra parte en la obra del "financiero" Riesser sobre los grandes bancos alemanes. Pero antes de examinar sus datos daremos un ejemplo concreto del sistema de "participación".

    El "grupo" del "Banco Alemán" es uno de los más importantes, por no decir el más importante, de los grupos de grandes bancos. Para darse cuenta de los hilos principales que atan entre sí a los bancos del grupo mencionado, hay que distinguir la "participación" de primero, segundo y tercer grado, o, lo que es lo mismo, la dependencia (de los bancos más pequeños con respecto al "Banco Alemán") de primero, segundo y tercer grado. Resulta lo siguiente[*] :

El "Banco Alemán"
participa
Dependencia de
primer grado
Dependencia de
segundo grado
Dependencia de
tercer grado
De un modo permanente
en 17 bancos de los cuales 9 participan en 34 de los cuales 4 participan en 7
Durante un tiempo indeterminado
"5" -------- --------
De vez en cuando
"8" de los cuales 5
participan en 14
de los cuales 2
participan en 2
Total
en 30 bancos de los cuales 14
participan en 48
de los cuales 6
participan en 9

Entre los ocho bancos de "dependencia de primer grado" sometidos al "Banco Alemán" "de vez en cuando", figuran tres bancos extranjeros : uno austriaco (la "Sociedad Bancaria", de Viena -- "Bankverein" --) y dos rusos (el "Banco Comercial Siberiano" -- "Sibirski Torgovi Bank" -- y el "Banco Ruso para el Comercio Exterior" -- "Russki Bank dliá vneshnei torgovli" --). En total forman parte del grupo del "Banco Alemán", directa o indirectamente, parcial o totalmente, 87 bancos, y el capital total, propio o ajeno, de que dispone el grupo se calcula en dos o tres mil millones de marcos.

    Es evidente que un banco que se halla al frente de un grupo tal y que se pone de acuerdo con media docena de otros, casi tan importantes como él, para operaciones financieras singularmente grandes y lucrativas, tales como, por ejemplo, los empréstitos de Estado, ha superado ya el papel de "intermediario" y se ha convertido en la alianza de un puñado de monopolistas.

    Los datos de Riesser que damos a continuación, en forma abreviada, muestran la rapidez con que a fines del siglo XIX y principios del XX se ha efectuado la concentración de los negocios bancarios en Alemania:

SEIS GRANDES BANCOS BERLINESES TENIAN
Años Sucursales en Alemania Cajas de depósito y oficinas de cambio Participación permanente en los bancos anónimos alemanes Total de establecimientos
1895 16 14 1 42
1900 21 40 8 80
1911 104 276 63 450

    Estos datos nos permiten ver cómo se extiende la espesa red de canales que abrazan a todo el país, que centralizan todos los capitales e ingresos monetarios, que convierten a los millares y millares de explotaciones dispersas en una explotación capitalista única, nacional en un principio y mundial después. La "descentralización" de que en el pasaje que hemos reproducido más arriba, hablaba Schulze-Gaevernitz en nombre de la economía política burguesa de nuestros días, consiste, en realidad, en la subordinación a un centro único de un número cada día mayor de unidades económicas que antes eran relativamente "independientes", o, más exactamente, que tenían un carácter estrictamente local. Se trata, pues, en efecto, de la centralización, del reforzamiento del papel, de la importancia y del poder de los gigantes monopolistas.

    En los países capitalistas más viejos, dicha "red bancaria" es todavía más espesa. En Inglaterra (comprendida Irlanda), en Iglo, el número de sucursales de todos los bancos era de 7.151. Cuatro grandes bancos contaban con más de 400 sucursales cada uno (de 447 a 689); otros cuatro, con más de 200, y 11 con más de 100 cada uno.

    En Francia, los tres bancos más importantes : el "Crédit Lyonnais", el "Comptoir National" y la "Société Générale" han desarrollado sus operaciones y la red de sus sucursales del modo siguiente :

Años Números de sucursales y de cajas Capitales (en millones francos)
En provincias En París Total Propios Ajenos
1870 47 17 64 200 427
1890 192 66 258 265 1,245
1909 1,033 196 1,229 887 4,363

    Para caracterizar las "relaciones" de un gran banco moderno, Riesser suministra datos sobre el número de cartas enviadas y recibidas por la "Sociedad de Descuento" ("Disconto-Gesellschaft"), uno de los bancos más importantes de Alemania y de todo el mundo (su capital ascendía, en 1914, a 300 millones de marcos) :

Años Número de cartas recibidas Número de cartas remitidas
1852 6,135 6292
1870 85,800 87,513
1900 533,102 626,043

    En el gran banco parisién "Crédit Lyonnais", el número de cuentas corrientes, que en 1875 era de 28.535, pasó a 633.539, en 1912*.

    Estas simples cifras muestran, quizá con mayor evidencia que largos razonamientos, cómo la concentración del capital y el aumento del giro de los bancos transforman radicalmente la importancia de estos últimos. Los capitalistas dispersos vienen a formar un capitalista colectivo. Al llevar una cuenta corriente para varios capitalistas, el banco, al parecer, realiza una operación puramente técnica, únicamente auxiliar. Pero cuando esta operación crece en proporciones gigantescas, resulta que un puñado de monopolistas subordina las operaciones comerciales e industriales de toda la sociedad capitalista, obteniendo la posibilidad -- por medio de sus relaciones bancarias, de las cuentas corrientes y otras operaciones financieras --, primero, de enterarse con exactitud del estado de los negocios de los distintos capitalistas, y, después, de controlarlos, de ejercer influencia sobre ellos mediante la ampliación o la restricción del crédito, facilitándolo o dificultándolo y, finalmente, de determinar enteramente su destino, de determinar su rentabilidad, de privarles de capital o de permitirles acrecentarlo rápidamente y en proporciones inmensas, etc.

    Acabamos de aludir al capital de 300 millones de marcos de la "Sociedad de Descuento" de Berlín. Este aumento del capital de dicha sociedad fue uno de los episodios de la lucha por la hegemonía entre los dos bancos berlineses más importantes : el "Banco Alemán" y la "Sociedad de Descuento".

    En 1870, el primero, todavía un novato, no contaba más que con un capital de 15 millones, mientras que el del segundo se elevaba a 30 millones. En 1908, el primero tenía un capital de 200 millones; el del segundo era de 170 millones. En 1914, el primero elevó su capital a 250 millones; el segundo, mediante la fusión con otro banco importantísimo, la "Alianza Bancaria de Schaffhausen", a 300 millones. Y, naturalmente, esta lucha por la hegemonía se desarrolla paralelamente a los "acuerdos", cada ve~ más frecuentes y más sólidos, entre los dos bancos. He aquí a qué conclusiones hace llegar este desarrollo de los bancos a los especialistas en cuestiones bancarias, que examinan los problemas económicos desde un punto de vista que no va más allá, ni mucho menos, de los límites del reformismo burgués más moderado y puntual :

    "Los demás bancos seguirán el mismo camino -- decía la revista alemana 'Die Bank', con motivo de la elevación del capital de la 'Sociedad de Descuento' a 300 millones --, y los trescientos individuos que en el momento actual rigen los destinos económicos de Alemania se verán reducidos con el tiempo a 50, 25 0 menos. No hay que esperar que el movimiento moderno de concentración quede circunscrito a los bancos. Las estrechas relaciones entre diferentes bancos conducen asimismo, de un modo natural, al acercamiento entre los sindicatos de industriales que se hallan protegidos por estos bancos. . . Un buen día nos despertaremos, y ante nuestros ojos asombrados no habrá más que trusts, y nos hallaremos en la necesidad de reemplazar los monopolios privados por los monopolios de Estado. Y, sin embargo, en realidad, nosotros no tendremos nada que reprocharnos, a no ser el haber dejado que la marcha de las cosas se desarrollara libremente, acelerada un poco por el uso de las acciones"*.

    He aquí un ejemplo de la impotencia del periodismo burgués, del cual la ciencia burguesa se distingue sólo por una menor franqueza y por la tendencia a velar la esencia de las cosas, a ocultar el bosque tras los árboles. "Asombrarse" de las consecuencias de la concentración, hacer "reproches" al gobierno de la Alemania capitalista o a la "sociedad" capitalista ("nosotros"), temer la "aceleración" de la concentración como consecuencia de la introducción de las acciones, del mismo modo que un especialista alemán en cartels, Tschierschky, teme los trusts norteamericanos y "prefiere" los cartels alemanes, porque, según él, no son tan susceptibles "de acelerar de un modo tan excesivo como los trusts el progreso técnico y económico"[*], ¿no es todo esto una prueba de impotencia?

    Pero los hechos no dejan de ser hechos. En Alemania no hay trusts, sino "solamente" cartels, pero dirigen el país no más de 300 magnates del capital, y su número disminuye sin cesar. Los bancos, en todo caso, en todos los países capitalistas, cualquiera que sea la diferencia entre las legislaciones bancarias, intensifican y aceleran enormemente el proceso de concentración del capital y de constitución de monopolios.

    "Los bancos crean en escala social la forma, y nada más que la forma, de la contabilidad general y de la distribución general de los medios de producción", escribía Marx, hace medio siglo, en "El Capital" (trad. rusa, t. III, parte II, pág. 144). Los datos que hemos reproducido referentes al incremento del capital bancario, al aumento del número de oficinas de cambio y sucursales de los bancos más importantes, de sus cuentas corrientes, etc., nos muestran concretamente esa "contabilidad general" de toda la clase de los capitalistas y aun no sólo de los capitalistas, pues los bancos recogen, aunque no sea más que temporalmente, toda clase de ingresos monetarios de los pequeños propietarios, de los funcionarios, de la reducida capa superior de los obreros, etc. La "distribución general de los medios de producción" : he aquí lo que brota, desde el punto de vista formal, de los bancos modernos, de los que los más importantes en número de 3 a 6 en Francia, y de 6 a 8 en Alemania, disponen de miles y miles de millones. Pero, por su contenido, esa distribución de los medios de producción no es "general", ni mucho menos, sino privada, esto es, conforme a los intereses del gran capital, y, en primer lugar, del capital monopolista más grande, el cual obra en unas condiciones en las que la masa de la población vive semihambrienta; condiciones en las que todo el desarrollo de la agricultura se retrasa irremediablemente con respecto al de la industria, una parte de la cual, la "industria pesada", percibe un tributo de todas las demás ramas industriales.

    En lo que se refiere a la socialización de la economía capitalista, empiezan a competir con los bancos las cajas de ahorro y los establecimientos postales, los cuales son más "descentralizados", es decir, atraen al círculo de su influencia a un número mayor de localidades, a un número mayor de puntos recónditos, a sectores más vastos de la población. He aquí los datos recogidos por la comisión norteamericana encargada de investigar el desarrollo comparado de los depósitos en los bancos y en las cajas de ahorro:[*]

DEPOSITOS (EN MILES DE MILLIONES OF MARCOS)
  Inglaterra Francia Alemania
En los bancos En la s cajas de ahorro En los bancos En las cajas de ahorro En los bancos En las sociedades de crédito En las cajas de ahorro
1880 8,4 1,6 ? 0,9 0,5 0,4 2,6
1888 12,4 2,0 1,5 2,1 1,1 0,4 4,5
1909 23,2 4,2 3,7 4,2 7,1 2,2 13,9

    Las cajas de ahorro, que pagan el 4 y el 4 1/4% a los depositarios, se ven obligadas a buscar la manera de colocar de un modo "remunerativo" sus capitales, lanzarse a operaciones sobre las letras de cambio, las hipotecas y otras. Las fronteras existentes entre los bancos y las cajas de ahorro "van desapareciendo cada vez más". Las Cámaras de Comercio de Bochum y de Erfurt, por ejemplo, exigen que se "prohiba" a las cajas de ahorro realizar operaciones "puramente" bancarias, tales como el descuento de letras; exigen la limitación de la actividad "bancaria" de los establecimientos postales* Los magnates bancarios temen verse alcanzados por el monopolio del Estado cuando menos lo esperen. Pero, naturalmente, dicho temor no va más allá de los límites de la competencia entre dos jefes de despacho de una misma cancillería, porque de un lado, son de hecho, y al fin y al cabo, esos mismos magnates del capital bancario los que disponen de los miles de millones que constituyen el capital de las cajas de ahorro, y, de otro lado, el monopolio del Estado en la sociedad capitalista no es más que un medio de elevar y asegurar los ingresos de los millonarios que están a punto de quebrar en tal o cual rama de la industria.

    La sustitución del viejo capitalismo, en el cual reina la Iibre concurrencia, por el nuevo capitaíismo, en el que domina el monopolio, se expresa, entre otras cosas, por la disminución de la importancia de la Bolsa.
    "Hace ya tiempo -- dice la revista 'Die Bank' -- que la Bolsa ha dejado de ser el intermediario necesario de la circulación, como ío era antes, cuando los bancos no podían todavía colocar la mayor parte de sus emisiones entre sus clientes"[*].

    "<<Todo banco es una Bolsa>>. Este aforismo moderno es tanto más justo cuanto más grande es el banco, cuanto mayores son los éxitos de la concentración en los negocios bancarios"[**]. "Si antes, en los años del 70, la Bolsa, con sus excesos de juventud" [alusión "delicada" al crac bolsista de 1873, a los escándalos de Gründer[6], etc.], "abrió la época de la industrialización de Alemania, en el momento actual los bancos y la industria 'se las pueden arreglar de un modo independiente'. La dominación de nuestros grandes bancos sobre la Bolsa . . . no es otra cosa que la expresión de la organización completa del Estado industrial alemán. Si se restringe de este modo el campo de acción de las leyes económicas que funcionan automáticamente y se ensancha extraordinariamente el de la regulación consciente a través de los bancos, aumenta así en proporciones gigantescas la responsabilidad por la economía nacional de unas cuantas cabezas dirigentes", dice el profesor alemán Schulze-Gaevernitz***, apologista del imperialismo alemán, quien es considerado como una autoridad por los imperialistas de todos los países y que se esfuerza en disimular una "pequeñez", a saber, que esa "regulación consciente" a través de los bancos se basa en el despojo del público por un puñado de monopolistas "completamente organizados". La tarea del profesor burgués consiste no en poner al des cubierto todo el mecanismo y en desenmascarar todas las artimañas de los monopolistas bancarios, sino en embellecerlos.

    Del mismo modo, Riesser, economista y financiero más prestigioso todavía, sale del paso por medio de frases que no dicen nada, con respecto a hechos que es imposible negar :

    "La Bolsa va perdiendo cada día más la cualidad, absolutamente indispensable para toda la economía y para la circulación de los valores, no sólo de ser el instrumento más fiel de evaluación, sino también el regulador casi automático de los movimientos económicos que convergen hacia ella"[*].

    En otros términos : el viejo capitalismo, el capitalismo de la libre concurrencia, con su regulador absolutamente indispensable, la Bolsa, pasa a la historia. En su lugar, ha aparecido el nuevo capitalismo, que tiene los rasgos evidentes de un fenómeno transitorio, que representa una especie de mescolanza de la libre concurrencia y del monopolio. Surge de un modo natural la pregunta : ¿a qué tiende la "transición" de este nuevo capitalismo? Pero los sabios burgueses tienen miedo de hacerse esta pregunta.

    "Treinta años atrás, los empresarios que competían libremente entre sí realizaban las 9/10 de la labor económica que no pertenece a la esfera del trabajo físico de los "obreros". En la actualidad, son los funcionarios los que realizan las 9/10 de esa labor económica intelectual. Los bancos se hallan al frente de esta evolución"**.

Esta confesión de Schulze-Gaevernitz lleva una y otra vez a la cuestión de saber a qué tiende esta transición del nuevo capitalismo, del capitalismo en su fase imperialista.

Entre el reducido número de bancos que, como consecuencia del proceso de concentración, se queda al frente de toda la economía capitalista, se observa y se acentúa cada día más, como es natural, la tendencia a llegar a un acuerdo monopolista, al trust de los bancos. En los Estados Unidos, no son nueve, sino dos grandes bancos, de los multimillonarios Rockefeller y Morgan, los que dominan sobre un capital de 11.000 millones de marcos*. En Alemania, la absorción, a que hemos aludido antes, de la "Alianza Bancaria Schaffhausen" por la "Sociedad de Descuento", provocó las siguientes reflexiones por parte del periódico de los intereses bursátiles, la "Gaceta de Francfort"[7] :

"Con el incremento de la concentración de los bancos, se restringe el círculo de instituciones a las cuales uno se puede dirigir en demanda de crédito, como consecuencia de lo cual aumenta la dependencia de la gran industria con respecto a un reducido número de grupos bancarios. Como resultado de la estrecha relación entre la industria y el mundo financiero, la libertad de movimiento de las sociedades industriales que tienen necesidad del capital bancario se ve restringida. Por eso, la gran industria asiste con cierta perplejidad a la trustificación de los bancos (unificación o transformación en trusts), cada día más intensa; en efecto, a menudo se ha podido observar el germen de acuerdos determinados entre los consorcios de grandes bancos, acuerdos cuya finalidad es limitar la competencia"[*].

    Una y otra vez más se ve que la última palabra en el desarrollo de los bancos es el monopolio.

    En cuanto a la estrecha relación existente entre los bancos y la industria, es precisamente en esta esfera donde se manifiesta, acaso con más evidencia que en ninguna otra parte, el nuevo papel de los bancos. Si el banco descuenta las letras de un empresario, le abre una cuenta corriente, etc., esas operaciones, consideradas aisladamente, no disminuyen en lo más mínimo la independencia de dicho empresario y el banco no pasa de ser un modesto intermediario. Pero si estas operaciones son cada vez más frecuentes e importantes, si el banco "reúne" en sus manos inmensos capitales, si las cuentas corrientes de una empresa permiten al banco -- y es así como sucede -- enterarse, de un modo cada vez más detallado y completo, de la situación económica de su cliente, el resultado es una dependencia cada día más completa del capitalista industrial con respecto al banco.

    Paralelamente se desarrolla, por decirlo así, la unión personal de los bancos con las más grandes empresas industriales y comerciales, la fusión de los unos y de las otras por la posesión de las acciones, la entrada de los directores de los bancos en los consejos de vigilancia (o administración) de las empresas industriales y comerciales, y viceversa. El economista alemán Jeidels ha reunido datos muy detallados sobre esta forma de concentración de los capitales y de las empresas. Seis grandes bancos berlineses estaban representados, por sus directores, en 344 sociedades industriales, y por los miembros de sus consejos de administración, en otras407, o sea, en total, 751 sociedades. En 289 sociedades tenían a dos de sus miembros en los consejos de administración u ocupaban en ellos la presidencia. Entre esas sociedades mercantiles e industriales hallamos las ramas industriales más variadas : compañías de seguros, vías de comunicación, restoranes, teatros, industria artística, etc. Por otra parte, en los consejos de administración de esos seis bancos había (en 1910) 51 grandes industriales, entre ellos el director de la firma Krupp, el de la gigantesca sociedad marítima "Hapag" (Hamburgo-América), etc., etc. Cada uno de los seis bancos, desde 1895 a 1910, participó en la emisión de acciones y obligaciones para varios centenares de sociedades industriales, más concretamente, de 281 a 419*.

    "La unión personal" de los bancos y la industria se completa con la "unión personal" de ambas con el gobierno. "Los puestos en los consejos de administración -- escribe Jeidels -- son confiados voluntariamente a personalidades de renombre, así como a antiguos funcionarios del Estado, los cuales pueden proporcionar no pocas facilidades (!!) en las relaciones con las autoridades. . . En el consejo de administración de un banco importante hallamos generalmente a un miembro del parlamento o del ayuntamiento de Berlín".

    Los grandes monopolios capitalistas van surgiendo y desarrollándose, por decir así, a toda máquina, siguiendo todos los caminos "naturales" y "sobrenaturales". Se establece sistemáticamente una determinada división del trabajo entre algunos centenares de reyes financieros de la sociedad capitalista actual.

    "Paralelamente a esta extensión del campo de acción de algunos grandes industriales [que entran en los consejos de administración de los bancos, etc.] y al hecho de que se confíe a los directores de los bancos de provincias únicamente la administración de una zona industrial determinada, se produce cierto aumento de la especialización entre los dirigentes de los grandes bancos. Tal especialización en general es concebible únicamente en el caso de que la empresa bancaria, y particularmente sus relaciones industriales, tengan grandes dimensiones. Esta división del trabajo se efectúa en dos sentidos : de una parte, la relación con la industria en su conjunto se confía, como ocupación especial, a uno de los directores; de otra parte, cada director es encargado del control de empresas aisladas o de grupos de empresas afines por su producción o por sus intereses [el capitalismo ha llegado ya a ejercer el control organizado sobre las empresas aisladas]. . .

La especialidad de uno es la industria alemana, o simplemente la de la Alemania occidental [la Alemania occidental es la parte más incdustrial del país]; la de otro, las relaciones con los industriales y los gobiernos extranjeros, los informes sobre los industriales, etc., sobre los negocios bursátiles, etc. Además de esto, cada uno de los directores de banco, a menudo queda encargado de una localidad o de una rama especial de industria; uno trabaja principalmente en los consejos de administración de las sociedades eléctricas, otro en las fábricas químicas, azucareras o de cerveza, el tercero en un cierto número de empresas aisladas y, paralelamente, en el consejo de administración de sociedades de seguros. . .

En una palabra, es indudable que en los grandes bancos, a medida que aumentan las proporciones y la variedad de sus operaciones, se establece una división del trabajo cada vez mayor entre los directores, con el fin (que consiguen) de elevarlos un poco, por decirlo así, por encima de los negocios puramente bancarios, de hacerlos más aptos para tener un juicio propio sobre los asuntos, para orientarse mejor sobre las cuestiones generales de la industria y sobre las cuestiones especiales de sus diversas ramas, de prepararlos para su actividad en la esfera industrial de la influencia del banco. Este sistema de los bancos se halla completado por la tendencia de los mismos a elegir para sus consejos de administración a gente que conozca bien la industria, a empresarios, a antiguos funcionarios, particularmente a los que hayan trabajado en los departamentos de ferrocarriles, minas", etc.[*]

    En los bancos franceses hallamos instituciones similares, sólo que en una forma un poco diferenee. Por ejemplo, uno de los tres grandes bancos franceses, el "Crédit Lyonnais", ha organizado una sección especial dedicada a recoger informaciones financieras : "Service des études financieres". En dicha sección trabajan permanentemente so personas : ingenieros, estadísticos, economistas, abogados, etc. Cuesta de 600 a 700 mil francos anuales. La sección se halla dividida a su vez en ocho subsecciones : una recoge datos especiales sobre las empresas industriales, otra estudia la estadística general, otra las sociedades ferroviarias y navieras, otra los fondos, otra los balances financieros, etc.**

    Resulta, de una parte, una fusión cada día mayor, o según la acertada expresión de N. Bujarin, la ensambladura de los capitales bancario e industrial, y de otra, la transformación de los bancos en instituciones de un "caracter" verdaderamente "universal". Juzgamos necesario reproducir los términos exactos relativos a esta cuestión empleados por Jeidels, el escritor que mejor la ha estudiado :

    "Como resultado del examen de las relaciones industriales en su conjunto, obtenemos el carácter universal de los establecimientos financieros que trabajan para la industria. En oposición a otras formas de los bancos, en oposición a las exigencias, formuladas a veces en la literatura, de que los bancos deben especializarse en una esfera determinada de negocios o en una rama industrial determinada a fin de pisar terreno firme, los grandes bancos tienden a hacer sus relaciones con los establecimientos industriales lo más variadas posible, tanto desde el punto de vista del lugar como del género de la producción; se esfuerzan en eliminar la distribución desigual del capital entre las distintas regioncs o ramas de la industria, desigualdad que halla su explicación en la historia de diversos establecimientos. . . Una tendencia con6iste en convertir la relación con la industria en un fenómeno de orden general; la otra, en trocarla en sólida e intensiva; ambas están realizadas en seis grandes bancos no de un modo completo, pero ya en proporciones considerables y en un grado igual".

    En los medios comerciales e industriales se oyen con frecuencia lamentaciones contra el "terrorismo" de los bancos. Y no tiene nada de sorprendente que surjan tales lamentaciones cuando los grandes bancos "mandan" tal como lo demuestra el ejemplo siguiente : El 19 de noviembre de Igol, uno de los bancos berlineses llamados bancos D (el nombre de los cuatro bancos más importantes empieza por la letra D) se dirigió a la administración del "Sindicato del cemento de la Alemania del Norte, del Oeste y del Centro", con la carta siguiente :

    "Según la nota publicada por ustedes el 18 del mes actual en el periódico tal, se ve que debemos admitir la posibilidad de que la asamblea general de su sindicato, que debe celebrarse el 30 de este mes, adopte resoluciones susceptibles de determinar en su empresa modificaciones que son inaceptables para nosotros. Por esto, sintiéndolo profundamente, nos vemos obligados a retirarles el crédito de que hasta ahora gozaban. . . Pero si dicha asamblea general no toma resoluciones inaceptables para nosotros y se nos da garantías a este respecto para lo futuro, estamos dispuestos a entablar negociaciones con el fin de abrir un nuevo crédito"[*].

    En esencia, se trata de las mismas lamentaciones del pequeño capital con respecto al yugo del grande, ¡pero, en este caso, ha pasado a la categoría de "pequeño" capital todo un sindicato! La vieja lucha entre el pequeño y el gran capital se reproduce en un nuevo e inconmensurablemente más elevado grado de desarrollo. Es evidente que, disponiendo de miles de millones, las empresas de los grandes bancos pueden también hacer avanzar el progreso técnico, valiéndose de medios incomparablemente superiores a los anteriores. Los bancos crean, por ejemplo, sociedades especiales de investigación técnica, de cuyos resultados se aprovechan, naturalmente sólo las empresas industriales "amigas". Entre ellas figuran la "Sociedad para el estudio del problema de los ferrocarriles eléctricos", la "Oficina central de investigaciones científico-técnicas", etc.

Los dirigentes mismos de los grandes bancos no pueden dejar de ver que están creándose nuevas condiciones de la economía nacional, pero ellos son impotentes ante las mismas.

    "El que haya observado durante los últimos años -- dice Jeidels -- el cambio de personas en los cargos de directores y miembros de los consejos de administracion de los grandes bancos, no habrá podido dejar de darse cuenta de que el poder pasa paulatinamente a manos de hombres que consideran que el fin necesario y cada vez más vital de los grandes bancos consiste en intervenir activamente en el desenvolvimiento general de la industria; y que entre estos hombres y los viejos directores de los bancos, se producen con este motivo divergencias en el terreno de los negocios y, a menudo, en el terreno personal. Se trata, en el fondo de saber si no perjudica a los bancos, en su calidad de instituciones de crédito, esa intervención de los mismos en el proceso industrial de la producción, si no se sacrifican los principios firmes y el beneficio seguro a una actividad que no tiene nada de común con el papel de intermediario para la facilitación de créditos y que coloca a los bancos en un terreno en el que se hallan todavía más expuestos que antes al dominio ciego de la coyuntura industrial. Así hablan muchos de los viejos directores de bancos, mientras que la mayoría de los jóvenes considera la intervención activa en los problemas de la industria como una necesidad semejante a la que ha originado, junto con la gran industria moderna, los grandes bancos y las empresas industriales bancarias modernas. En lo único en que están de acuerdo las dos partes es en que no existen principios firmes ni fines concretos para la nueva actividad de los grandes bancos"*.

    El viejo capitalismo lla caducado. El nuevo constituye una etapa de transición hacia algo distinto. Encontrar "principios firmes y fines concretos" para la "conciliación" del monopolio con la libre concurrencia, es, naturalmente, imposible. Las confesiones de los prácticos tienen un sentido bien distinto de los himnos oficiales a las excelencias del capitalismo "organizado", entonados por sus apologistas, tales como Schulze-Gaevernitz, Liefmann y otros "teóricos".

    Jeidels nos da una respuesta bastante exacta a la cuestión importante de saber a qué período se refieren con precisión los comienzos de la "nueva actividad" de los grandes bancos :

    "Las relaciones entre las empresas industriales con su nuevo contenido, sus nuevas formas, sus nuevos órganos, a saber : los grandes bancos organizados de un modo a la vez centralizado y descentralizado, se forman, como fenómeno característico de la economía nacional, hacia los años del go; en cierto sentido, puede incluso ser considerado como punto de partida el año 1897, con sus grandes "fusiones" de empresas que introdujeron por vez primera la nueva forma de organización descentralizada, por razones de la política industrial de los bancos. Este punto de partida se puede tal vez llevar incluso a un período más reciente, pues únicamente la crisis de 1900 aceleró en proporciones gigantescas el proceso de concentración tanto de la industria como de la banca, consolidó dicho proceso, convirtió por primera vez las relaciones con la industria en verdadero monopolio de los grandes bancos y dio a dichas relaciones un carácter incomparablemente más estrecho y más intenso"*.

    En resumen, el siglo XX señala el punto de viraje del viejo al nuevo capitalismo, de la dominación del capital en general a la dominación del capital financiero.

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* Alfred Lansburgh, "Fünf Jahre d. Bankwesen", "Die Bank", 1913, núm. 8, pág. 728.
* Schulze-Gaevernitz, "Die deutsche Kreditbank", en "Grundriss der Sozialökonomik", Tüb., 1915, págs. 12 y 137.
** R. Liefmann, "Beteiliguns- und Finanzierungsgesellschaften. Eine Studie über den modernen Kapitalismus und das Effektenwesen", 1a ed., Jena, 1909, pág. 212.
* A. Lansburgh, "Das Beteiligungssystem im deutschen Bankwesen", "Die Bank", 1910, I, pág. 500.
* Eugen Kaufmann, "Das franzasische Bankwesen", Tüb., 1911, págs. 356 y 362.
* Jean Lescure, "L'épargne en France", París, 1914, pág. 52.
* A. Lansburgh, "Die Bank mit den 300 Millionen", "Die Bank", 1914, I, pág. 426.
* S. Tschierschky, obra cit., pág. 128.
* Datos de la "National Monetary Commission" norteamericana, "Die Bank", 1910, I, pág. 1200.
* Informe de la "National Monetary Commission", "Die Bank", 1913, págs. 811 y 1022; 1914, pág. 713.
* "Die Bank", 1914, I, pág. 316.
** Dr. Oscar Stillich, "Geld- und Bankwesen", Berlín, 1907, pág. 169.
*** Schulze-Gaevernitz, "Die deutsche Kreditbank, en Grundriss der Soziaiokonomik", Tüb., 1915, pág. 101.
* Riesser, obra cit., pág. 629 de la cuarta edición.
** Schulze-Gaevernitz, "Die deutsche Kreditbank" en Grundriss der Sozialökonomik, Tüb., 1915, pág. 151.
* "Die Bank", 1912, I, pág. 435.
* Citado por Schulze-Gaevernitz en "Grdr. d. S.-Oek.", pág. 155.
* Jeidels y Riesser, obras cit.
* Jeidels, obra cit., pág. 157.
** Artículo de Eugen Kaufmann sobre los bancos franceses, en "Die Bank", 1909, II, págs. 851 y siguientes.
* Dr. Osc. Stilllch, "Geld- und Bankwesen", Berlín, 1907, pág. 148.
* Jeidels, obra cit., pág. 183-184.
* Jeidels, obra cit., pág. 181.