CAMILO TORRES
Mensaje a los campesinos De acuerdo
con los censos, la población campesina ha disminuido. Sin embargo, en
ellos se considera que la población que vive en los centros urbanos
de más de mil quinientos habitantes es población urbana. En realidad
eso no es así. Podemos decir que la mayoría de la población colombiana
es rural.Además de la cantidad, lo más importante es que el mayor aporte
al ingreso nacional lo hacen los campesinos. El 90 por ciento de las
exportaciones son agrícolas (café, banano, tabaco, azúcar). Sin agricultura
no tendríamos forma de importar máquinas ni la comida que nos falta.
Desgraciadamente el aporte de los campesinos, como todo en ese sistema,
no sirve sino para unos pocos. Los que manejan las federaciones (de
cafetaleros, de algodoneros, la United Fruit, de bananeros, de tabacaleros,
etc.) y los que manejan los bancos (especialmente el banco de la república)
concentran todas las ganancias. Las ganancias que aprovecha el gobierno
se emplean en lo que éste llama "funcionamiento", es decir en pagar
empleados (que se han duplicado para conservar la paridad) y para comprar
armas viejas, para matar a los campesinos que han dado el dinero para
comprarlas.En contraste entre la importancia económica y social de los
campesinos y el trato que reciben del presente sistema es manifiestamente
escandaloso. La violencia ha sido principalmente campesina. El gobierno
fue el iniciador de la violencia; desde 1947 fue el que produjo con
la policía primero y con el ejército después, desde 1948.Los oligarcas
liberales pagaban a los campesinos liberales y los oligarcas conservadores
pagaban a los campesinos conservadores para que los campesinos se mataran
entre si. A los oligarcas no les hicieron ni un rasguño. Cuando la oligarquía
no necesitó más de ellos, los declaró bandoleros, los cazó "como a fieras"
y luego, cuando los asesinó, publicó fotos de sus cadáveres en la primera
página de la gran prensa haciendo alarde del triunfo obtenido en nombre
de la paz, la justicia y la legalidad.Esa violencia gubernamental y
financiada por las oligarquías después enseñó muchas cosas a los campesinos:
les enseñó a reconocer en la oligarquía a su verdadero enemigo. Los
enseñó a huir primero. Defenderse después y les enseñó a atacar para
obtener lo que las oligarquías obtenían con la violencia: fincas, cosechas,
ganado, poder. Estas cosas no se las daba el sistema. Todo lo contrario.
Los salarios más bajos, el menor número de escuelas, las peores viviendas,
las menores posibilidades de progresar, las tienen los campesinos. Cuando
acabaron con los cabecillas notorios quedaban zonas campesinas controladas
por los mismos agricultores. La política represiva de los estados Unidos
impuestas a sus gobernantes, los gobernantes colombianos, no podía permitir
zonas "sospechosas" aunque fueran pacíficas. El ejército necesitaba
aumentar su importancia, para mostrar que era necesario y aumentar su
presupuesto. El Gobierno dice que los campesinos iniciaron la violencia.
Los campesinos dicen que fue el gobierno. En Francia intelectuales de
todas las corrientes, después de haber investigado, dicen que los campesinos
tienen la razón. Yo quiero retar al gobierno, para que pida, si se atreve,
una comisión investigadora a las Naciones Unidas, constituida por países
neutrales para que juzguen los casos de Marquetalia, Pato, Guayabero
y Río Chiquito. Sabemos que la similitud del desembarco de los "marines"
en Santo Domingo son los desembarcos del ejército colombiano, dirigidos
por la misión militar norteamericana en las "repúblicas independientes".
Estos desembarcos continuarán. Ayer, en Río Chiquito, mañana Sumapaz,
pasado mañana el Ariari y los Llanos. El ejército empieza con la acción
cívico militar y acaba con los bombardeos, empieza sacando muelas y
acaba metiendo bala. Los campesinos ya saben que los militares llevan
una mano adelante con el pan y otra atrás con el puñal. La "república
independiente" de Colombia seguirá obedeciendo a los norteamericanos
para que destruya a sangre y fuego las otras repúblicas de colombianos
independientes. Así lo ha decretado la Cámara norteamericana. Nuestros
campesinos, ya saben a que atenerse. Ya saben para qué se tienen que
preparar. Ellos no se lanzan a una aventura pero no rehuyen la lucha.
Ya la oligarquía, con el estado de sitio, ha sacado al pueblo a las
plazas públicas. Ya lo persigue con ametralladoras en recintos cerrados,
como en Medellín. Cuando nos haga la vida imposible en la ciudad, tenemos
que ir al campo. Y del campo no podemos botarnos al mar. Allí tendremos
que resistir. Para eso debe prepararse el campesino, organizando ahora
los comandos del Frente Unido con grupos de cinco o de diez. Purificando
las zonas de traidores a la causa del pueblo. Haciendo depósitos de
comida y de ropa. Preparándose para esa lucha prolongada. No dejándose
provocar, ni presentar resistencia cuando las condiciones sean desfavorable
para el pueblo.La oligarquía seguirá reafirmando a los campesinos en
su convencimiento de que tienen que apoyar a las fuerzas revolucionarias.
¿Por qué no se han acabado con la guerrilla de Simacota?. Únicamente
por el apoyo de los campesinos.Cuando la oligarquía no deje otro camino,
los campesinos tendrán que darnos refugio a los revolucionarios, a los
obreros y estudiantes.Por el momento deben unificarse y organizarse
para recibirnos con el fin de emprender la larga lucha final.
Publicado en: Frente Unido, número 7, 7 de octubre de 1965.Camilo Torres |