Estallido del Movimiento Al Socialismo: Ultimo Ensayo de Construcción Sectaria
Apogeo y Crisis del Espontaneísmo Militante
Por Norberto Bacher  
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I.- La Crisis del MAS y la Militancia Revolucionaria

Todos aquellos militantes que se sienten identificados con el pensamiento marxista y consecuentemente con la necesidad de estructurar un partido de clase y revolucionario, están obligados a meditar muy seriamente sobre el reciente proceso de crisis y ruptura del Movimiento al Socialismo (MAS). La polémica interna, que condujo a la escisión, puso al rojo vivo una serie de problemas cruciales para el movimiento revolucionario, aún pendiente de resolución por parte de la izquierda argentina y de cuya respuesta adecuada depende la posibilidad de constituir una fuerza política nacional, que sea opción real para explotados y oprimidos. Por supuesto que la formación teórico-político específica del MAS, con sus particularidades, condicionó, limitó y ocultó, los problemas centrales subyacentes tras los ejes polémicos. Aquí intentaremos plantear algunos de esos problemas determinantes, significativos para el pensamiento y la acción revolucionaria que explícita o implícitamente, han emergido en este proceso de crisis del MAS. Para hacerlo, nos hemos remitido a unos pocos documentos internos de discusión que han circulado más o menos públicamente, a la expresión oficial, el semanario Solidaridad Socialista y en algunos casos a los textos del propio Nahuel Moreno, teórico de la corriente trotskista que expresa el MAS. No pretendemos hacer un balance crítico de los vaivenes teóricos y políticos del así llamado morenismo a lo largo de su historia. Tampoco es nuestra intención hacer un análisis pormenorizado de toda la reciente polémica interna, en primer lugar porque no conocemos todos los documentos generados por las distintas tendencias y en segundo lugar porque no encuadra dentro de nuestros objetivos políticos. Nos limitamos a reflexionar sólo sobre algunos de los ejes de confrontación, porque hemos constatado que -aunque con distintos rasgos específicos- son parte del debate que enfrentaron otras organizaciones de la izquierda argentina y remiten en última instancia a problemas más generales en discusión por parte de distintas corrientes socialistas. Es este último rasgo, el que nos animó a entrar en la polémica interna de una organización ajena, que por otra parte, a partir de la ruptura, queda sometida al juicio del público en general y la izquierda en particular. Es también esta circunstancia la que nos reafirma en nuestra convicción más profunda: a saber, que en los problemas generados por la lucha de clases debemos retomar metodológicamente las mejores tradiciones de los marxistas revolucionarios, que no sólo no ocultaban sus polémicas, sino que facilitaban a los círculos revolucionarios y a la clase obrera en primer lugar, el acceso al debate. Esto es doblemente obligatorio para quienes se proclaman defensores del socialismo con democracia (1). Algunos rasgos específicos del MAS ayudan a desmitificar ciertas supuestas explicaciones sobre las razones de crisis que habitualmente se esgrimen para analizar los enfrentamientos y divisiones en las organizaciones de izquierda. Nos referimos, por ejemplo, a la falta de militancia: si algo caracteriza al MAS es la militancia tesonera y constante de sus miembros. Nos referimos por ejemplo a desclasamiento o falta de enraizamiento de los militantes: si algo caracterizaba al MAS era ser la organización de izquierda con mayor influencia sindical y tener militancia reconocida en su gremio, su barrio o el movimiento estudiantil. Era el MAS sin duda la organización de izquierda de mayor crecimiento en la última década. No compensan estas virtudes, gravísimos errores de concepción y caracterización. Descartadas estas particularidades, así como generalizaciones intrascendentes (por ejemplo: "es parte de la crisis general de la izquierda") como epicentro de las causas que engendran esta crisis, queremos plantear algunos problemas, que sí merecen ser revalorizados por todos los militantes revolucionarios, sean o no del MAS. II- Situación Revolucionaria y Espontaneísmo El primer compromiso teórico de cualquier organización revolucionaria es delimitar claramente la situación actual de las relaciones entre las clases principales de la sociedad capitalista, las relaciones del enfrentamiento entre la burguesía y el proletariado. La política revolucionaria exige para su concreción que las organizaciones que pretenden ejecutarla trasciendan de la mera enunciación de la contradicción más general y abstracta (burguesía-proletariado), al análisis actual, concreto del estado de esa contradicción (las llamadas relaciones de fuerza), que en la sociedad capitalista, salvo períodos excepcionales, es desfavorable al proletariado. Esa actualidad de la lucha de clases sólo tiene valor conceptual si se puede predecir su movimiento, de dónde viene, hacia dónde va; predecir cuál es la tendencia general del movimiento de la lucha de clases en un período histórico. ¿Qué nos dicen sobre esto las dos principales tendencias del MAS? (2) La Tendencia mayoritaria del CC, después de autocriticarse porque confundieron dos categorías distintas (etapa y situación revolucionaria) afirma textualmente "nos parece que tenemos que definir que la etapa revolucionaria abierta en l982 con la guerra de Malvinas y el ascenso que derrotó a la dictadura militar sigue abierta, pero que la situación actual no es revolucionaria (subrayado es nuestro). Después de algunas disgresiones sobre cómo definir la situación actual, propone que es una "situación transitoria de ofensiva burguesa". Tratando de hacer equilibrios semánticos entre etapa y situación revolucionaria, previamente aclara que la etapa es un período largo y las situaciones un período más corto dentro de la etapa. Con la misma lógica deberíamos distinguir no ya el período dentro de la etapa, sino el mes revolucionario y si es posible el día. ¿Adónde apunta tal disparate?. Ya lo veremos. Previamente constatamos que sus rivales de la Tendencia Morenista, no se quedan atrás en la sagacidad analítica para caracterizar las relaciones entre las clases. Dicen en su documento: "Cuando en l982 definimos la situación de nuestro país como revolucionaria tomamos la definición de Lenin que tiene tres signos principales: 1) la imposibilidad para las clases dominantes de mantener su dominio inmutable, tal o cual crisis en las `alturas', una crisis política de la clase dominante, abre una grieta por la que irrumpen el descontento y la indignación de las clases oprimidas (...) 2) Una agravación superior a la habitual de la miseria y las penalidades de las clases oprimidas y 3) una intensificación considerable, por las razones antes indicadas, de la actividad de las masas que en tiempos `pacíficos' se dejan expoliar tranquilamente..." (Lenin 1915). Después veremos cómo la Tendencia Morenista cita a Lenin; continuemos con el documento: "Estos elementos se vinieron dando, en mayor o menor intensidad durante estos años". Una página más adelante encabeza el punto (1.4) con el título de Una Coyuntura Desfavorable, donde textualmente dice, (después de una especie de autocrítica) "Hay que ubicar con claridad que con las derrotas de Acindar y los l2 mil retiros voluntarios en ferroviarios y el lanzamiento del plan de convertibilidad se inició un cambio de coyuntura, donde la ofensiva pasó a manos del gobierno, el imperialismo y la burguesía, aunque sin poder infligir una derrota global..." Haciendo una distinción discursiva, metafísica, ambas tendencias coinciden en lo fundamental: ocultan que la caracterización de l982, de inicio de una situación revolucionaria en la Argentina, se hace insostenible, colisiona con la realidad política de todos estos años. El autor intelectual del "inicio de la revolución democrática" es el mismo Moreno. El propio MAS sintetizaba el pensamiento de su teórico en Enero de 1990 (3), de la siguiente manera en el punto Situación y Crisis Revolucionaria: 1) Situación Revolucionaria: "Adoptó definitivamente la definición más general de Lenin: Hay situación revolucionaria cuando los de arriba no pueden y los de abajo no quieren seguir viviendo como antes". 2) Revolución Democrática Triunfante: "Moreno definió así a los procesos del Cono Sur latinoamericano. Esta definición significaba que las masas habían destruido por medio de su movilización revolucionaria a un régimen burgués, contrarrevolucionario, totalitario, basado en las fuerzas armadas y había surgido un nuevo régimen, también burgués, de amplias libertades, basado en las elecciones y los partidos políticos". Los hechos que conducen a esta revolución democrática son: a) Una combinación -que puede ser desigual (?)- de una profunda crisis del régimen totalitario existente y una movilización revolucionaria de las masas que termina destruyéndolo". (Los ejemplos son los regímenes militares argentino y brasileño); b) Que el régimen que surge del triunfo revolucionario sea diametralmente opuesto al que existía antes (nuevamente los ejemplos son Argentina y Brasil); c) Que el cambio de régimen político no haya sido gradual, controlado desde arriba, sino brusco, no controlado por la burguesía y sus aparatos estatales, gubernamentales y particulares; d) Que entre la desaparición del viejo régimen y la aparición del nuevo, se hubiera producido un momento de vacío absoluto de poder burgués; la crisis revolucionaria. (El subrayado es nuestro). Hasta aquí el enfoque de Moreno, que sus seguidores tratan de salvar contra la dura realidad de la lucha de clases viviente, inventando categorías. Confrontemos las tesis fundamentales del MAS con la vida política argentina. No hace falta ser marxista, ni un analista político sutil para interpretar qué pasó entre 1982-83. Por supuesto nadie vio ni constató una movilización revolucionaria de las masas. Sin minimizar en absoluto los importantes espacios conquistados por el movimiento de masas, especialmente en el terreno de las libertades democráticas, para los marxistas se trata de saber si tales conquistas (conquistas, no concesiones generosas), eran parte de un movimiento general político de progresiva autonomía de los explotados respecto de los partidos burgueses. Un marxista, más o menos serio, debería contestar algunos interrogantes para confirmar la existencia de tales movilizaciones, nada menos que revolucionarias. Veamos algunos de ellos: 1) Hubo independencia o no de las masas respecto de los proyectos de los partidos burgueses principales (PJ y UCR)?. 2) Hubo surgimiento o no, al calor de esas movilizaciones, de organismos distintos a los partidos tradicionales que representen o contengan a esas masas movilizadas?. 3) Dentro de esas movilizaciones generales democráticas: qué papel tuvo el movimiento obrero y qué clase tuvo mayor protagonismo político?. Es claro que el régimen surgido después de la dictadura militar, la república burguesa, no fue diametralmente opuesto (sic) a la dictadura, como pretende Moreno; y la transición fue controlada por la burguesía, el imperialismo y el aparato estatal. Para un marxista lo único diametralmente opuesto a una dictadura burguesa no es la república burguesa, sino -es obvio- la dictadura del proletariado. Aparece aquí nuevamente la unilateralidad del morenismo. Obviamente entre dictadura y república burguesa hay tanto relaciones de ruptura (será lo diametralmente opuesto?), como de continuidad. La dialéctica no admite ambigüedad. No sólo por lo más general -el dominio de clase-, sino también por la forma de acumulación de los sectores dominantes de la burguesía, la similitud en el proceso de concentración, la continuidad fue el rasgo saliente. Otra cosa es señalar que el sistema democrático abría posibilidades impensables bajo la dictadura para que el movimiento obrero y de masas intentase cambiar las relaciones de clase a su favor. Al pretender que la transición es consecuencia de una situación revolucionaria que (aunque embrionariamente) empieza a desarrollarse, Moreno se ve embarcado en la dinámica de asignarle al gobierno constitucional burgués una oposición total al gobierno de la dictadura, ocultando su análisis de clase y acercándose en este punto, sin quererlo, a los análisis de la Coordinadora Radical o los socialdemócratas de derecha del Club Socialista. Pero cuál es la razón profunda que conduce a Moreno y al MAS a este callejón sin salida en el plano de la teoría. Cuando pretenden explicar qué es una situación revolucionaria recurriendo a Lenin, no es casual que lo lean por la mitad y lo interpreten peor. Las famosas tres condiciones para definir una situación revolucionaria fueron explicitadas en el trabajo de 19l5 La Bancarrota de la II Internacional. Lenin comienza diciendo (4) "Para un marxista es indiscutible que una revolución es imposible sin una situación revolucionaria, aunque no toda situación revolucionaria conduce a la revolución". Después de señalar los dos primeros síntomas distintivos de una situación revolucionaria pasa a ocuparse del tercero y vale citar textualmente..."Cuando, como consecuencia de las causas mencionadas, hay una considerable intensificación de la actividad de las masas, las cuales en tiempos 'pacíficos' se dejan expoliar sin quejas, pero que en tiempos agitados son compelidas, tanto por todas las circunstancias de la crisis como por las mismas 'clases altas', a la acción histórica independiente" (subrayado nuestro). Por lo tanto no se trata, como alegremente dice la Tendencia Morenista en el documento citado, sólo de una "intensificación de la actividad de las masas" sino que esa intensificación conduzca a la acción histórica independiente como enseña Lenin dos renglones más abajo, que evidentemente no quisieron citar. Cuando sus rivales de la Tendencia mayoritaria del CC distinguen entre etapa y situación revolucionaria, así como cuando el maestro de ambas tendencias -Moreno- se conforma con adoptar la formulación más genérica e incompleta de Lenin (como vimos precedentemente), están cediendo espacios a las tendencias más espontaneístas del movimiento obrero, cuyo accionar cotidiano apunta a que una sucesión de éxitos tácticos pueda revertir una situación desfavorable de la lucha de clases, rápidamente, en situación revolucionaria. Esta matriz espontaneísta impregna todo el proceso de construcción de la organización revolucionaria, de la relación de la militancia con la clase, de lo cual nos ocuparemos más adelante. Al obviar, o poner en segundo plano, el nivel de cohesión y homogeneidad política interno de la propia clase obrera, lo cual a su vez está estrechamente ligado al grado de independencia política respecto a las otras clases, (sin este prerrequisito no hay acción histórica independiente), lo coyuntural se sobrevalora, adquiere autonomía respecto al punto de vista general de la clase que intenta representar y las respuestas prácticas, cotidianas, resultan contradictorias y aún caóticas. Ya en 1912 Lenin decía que Rusia vivía una situación revolucionaria porque se había agudizado al máximo la opresión de la mayoría de la población (no solo el proletariado) y esa opresión se hallaba en "contradicción con el estado de las fuerzas productivas de Rusia, con el nivel de la conciencia de clase (subrayado nuestro) y las reivindicaciones de las masas despertadas por el año 1905". (5). Si en lugar de seguir a Moreno en sus divagaciones, sobre la revolución democrática que empezó en 1982 y que ningún trabajador percibió, las distintas tendencias del MAS se hubieran abocado a comprender seriamente la realidad argentina, siguiendo por ejemplo lo que escribía Trotsky en 1931 para caracterizar una situación revolucionaria, la ruptura del MAS (de producirse) hubiera dejado alguna enseñanza valedera a sus propios militantes y al conjunto de la izquierda. Veamos entonces cómo enfocaba Trotsky el problema de la situación revolucionaria (los subrayados son nuestros) (6) 1) Para analizar una situación desde un punto de vista revolucionario es necesario distinguir entre las condiciones económicas y sociales de una situación revolucionaria y la situación revolucionaria misma. 2) Las condiciones económicas y sociales de una situación revolucionaria se dan, hablando en general, cuando las fuerzas productivas de un país están en decadencia; cuando disminuye sistemáticamente el peso del país capitalista en el mercado mundial y los ingresos de las clases también se reducen sistemáticamente; cuando el desempleo ya no es simplemente la consecuencia de una fluctuación coyuntural, sino un mal social permanente con tendencia a incrementarse. Estas son las características de la situación de Inglaterra; podemos decir que allí se dan y se profundizan diariamente las condiciones económicas y sociales de una situación revolucionaria. Pero no debemos olvidar que a la situación revolucionaria la definimos políticamente no sólo sociológicamente, y aquí entra el factor subjetivo, el cual no consiste solamente en el problema del partido del proletariado, sino que es una cuestión de conciencia de todas las clases, por supuesto fundamentalmente del proletariado y su partido. 3) La situación revolucionaria solo se da cuando las condiciones económicas y sociales que permiten la revolución provocan cambios bruscos en la conciencia de la sociedad y de sus diferentes clases. ¿Qué cambios?. a) Para nuestro análisis tenemos que tener en cuenta las tres clases sociales; la capitalista, la clase media, el proletariado. Son muy diferentes los cambios de mentalidad necesarios en cada una de esas clases. b) El proletariado británico sabe muy bien, mucho mejor que todos los teóricos, que la situación económica es muy grave. Pero la situación revolucionaria se desarrolla sólo cuando el proletariado comienza a buscar una salida, no sobre los carriles de la vieja sociedad sino por el camino de la insurrección revolucionaria contra el orden existente. Esta es la condición subjetiva más importante de una situación revolucionaria. La intensidad de los sentimientos revolucionarios de las masas es uno de los índices más importantes de la madurez de la situación revolucionaria. c) Pero la etapa siguiente a la situación revolucionaria es la que permite al proletariado convertirse en la fuerza dominante de la sociedad, y esto depende hasta cierto punto (aunque menos en Inglaterra que en otros países) de las ideas y sentimientos políticos de la clase media, de su desconfianza en todos los partidos tradicionales (incluyendo al Partido Laborista, que es reformista, vale decir conservador) y de que deposite sus esperanzas en un cambio radical, revolucionario, de la sociedad (y no en un cambio contrarrevolucionario, o sea, fascista). d) Los cambios en el estado de ánimo de la clase media y del proletariado corresponden y son paralelos a los cambios en el estado de ánimo de la clase dominante, cuando ésta ve que es incapaz de salvar su sistema, pierde confianza en sí misma, comienza a desintegrarse, se divide en fracciones y camarillas". La distinción entre el análisis sociológico (es decir las condiciones económicas y sociales de una situación revolucionaria) y el análisis político (el factor subjetivo, la conciencia de clase), al cual da preeminencia -y en esto no difiere un ápice del pensamiento de Lenin- le ahorra a Trotsky inventar categorías para diferenciar etapas, subetapas, coyunturas, cayendo en un marasmo incomprensible. Si los compañeros del MAS, es decir sus direcciones, hubiesen meditado responsablemente, la afirmación de Trotsky acerca de que el rasgo subjetivo más importante se percibe cuando el proletariado comienza a buscar una salida "no sobre los carriles de la vieja sociedad", rápidamente podrían haber sacado conclusiones sobre la situación actual, en la lucha de clases, sobre las relaciones de fuerza entre las clases y tirado al tacho de la basura todo el macaneo sobre las revoluciones democráticas iniciadas en 1982. Cualquier militante puede constatar que desde la caída de la dictadura (hace una década), el proletariado y los demás sectores explotados no han hecho más que buscar salida a la crisis," sobre los carriles de la vieja sociedad". La reiterada tendencia a devaluar el papel de la conciencia de clase en la lucha política, es uno de los rasgos esenciales del espontaneísmo. No es el MAS la única fuerza de izquierda que en sus análisis y su práctica política desplaza el papel de la conciencia de clase del centro de la escena a la trastienda de la política. Este desplazamiento -subestimación- suele convivir perfectamente (como en el MAS), con una sobreestimación de la potencialidad política, actual o virtual, de la propia organización. Pero los rasgos más notables del espontaneísmo, se ponen de manifiesto en los vínculos que pretenden establecer con los movimientos de masas. III - Los Espontaneístas en el Movimiento de Masas La irrupción de la crisis del MAS y la escisión ponen al descubierto -entre otros rasgos- su antigua concepción espontaneísta respecto a la lucha de clases y, consecuentemente, a la relación del movimiento general de la clase obrera y su vanguardia, organizada en partido. Como veremos inmediatamente, esta falsa concepción no sólo se expresa cotidianamente sino que es elevada al plano de lo conceptual, algunas veces abiertamente, otras con mayor sutileza. Por ejemplo, leemos en un periódico de 1986 (7) (artículo titulado ¿Cómo Fortalecer el Partido?): "En el período inmediato, uno, dos años, el partido seguirá siendo un partido de vanguardia. No hay posibilidad alguna de que nos convirtamos en un partido con influencia de masas si no ocurre un hecho decisivo en la vida política nacional, como el estallido estrepitoso del Plan Austral, una huelga general triunfante, una crisis revolucionaria". Elegimos el párrafo precitado, no al azar, sino porque es parte de un extenso editorial del órgano principal del MAS, por lo cual se supone que expresa la perspectiva política de la organización. En segundo lugar está tomada de una época en la cual el MAS era una organización en crecimiento, en expansión; en tercer lugar era un momento de movilización del conjunto de la clase obrera (paros de la CGT, entonces única, con el programa de 26 puntos). En la cita aparece el espontaneísmo en toda su magnitud: se espera algún hecho "decisivo" para que la clase obrera (o un sector de ella) dé un salto en su conciencia y pueda aceptar el programa y la dirección del partido de vanguardia. Si en lugar de algún hecho decisivo, el editorialista estuviera a la espera de algunos hechos decisivos, su expectativa no dejaría de ser igualmente espontaneísta.

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Amauta Revista socio-politica latinoamericana
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