El
Recorrido del Marxismo en el siglo 20
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El
desafío de los Marxistas latinoamericanos
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INTERVENCION : Luis Díaz Molano |
Al pensar cómo encarar este tema de los desafíos que tenemos los marxistas en esta parte final del siglo, se me presentaba la dificultad de los recortes: necesariamente esto tiene que ser relativamente breve, y los desafíos son muchos y muy grandes. Me parece empezar por alguno que es actual y que es muy viejo, que es el de poder fusionar estas ideas que tenemos con las masas. Es el desafío que si no lo resolvemos, no hay mucho que hacer con los demás. Tenemos un conjunto de ideas -los que estamos en este campo- subversivas: "subvierten" y enfrentan el llamado orden natural, o que parece ser natural; y pretenden invertirlo. Pretenden que lo que está patas para arriba sea puesto sobre sus pies. Que en esta sociedad que intenta hacer que los hombres caminen cabeza abajo, vuelvan a estar en posición natural. Parece natural que un capitalista -o como ahora está de moda decir: un empresario-, cuando invierte su dinero obtenga ganancia. Y no es tan natural. Porque -voy a decir algunas cosas conocidas, pero me parece bueno pensar en voz alta, y que pensemos juntos- con ese dinero invertido se compran materias primas, se compra energía, etc. Pongo como ejemplo la fábrica, porque me parece el más claro y más fuerte, pero el esquema en el fondo es siempre el mismo, sea en el campo, la fábrica, el comercio. Se compran las materias primas, se compra la energía, se compran los insumos que entren en la producción. Al final hay un producto terminado, se vende, se convierte en dinero, y el empresario se queda con la plata.Qué es natural? Si el producto tuviera solamente el valor que resulta de la suma de todos los insumos que entraron, si al trabajador se le pagara lo que agregó a esta producción, el empresario sale derecho, no hay ganancia. Dónde está la ganancia? La ganancia está en aquella cosa vieja inicial, en el movimiento obrero, muy anterior a Marx. El salario retribuye una parte de lo que produce el único elemento vivo en todo el proceso de producción. Todo lo otro termina en el producto final, de lo cual tenemos un porcentaje en la materia prima, un porcentaje en la energía, un porcentaje de todos los otros insumos que hayan entrado. Pero si hay algo creador es el trabajo humano. Lo único que agrega valor en el proceso productivo, es el trabajo humano. Si retribuimos todo el trabajo humano, no hay empresario ni ganancia. Entonces, qué es natural? Lo que viene ocurriendo? Que de esto que se valorizó en el proceso productivo y que se termina vendiendo a $10 cuando los insumos fueron $5, hacemos mitad y mitad, en buenas condiciones para la clase obrera? Porque vuelvo a decirlo, y no para explicar la plusvalía sino para que lo pensemos juntos: si se retribuye todo lo agregado en el proceso productivo, no existe la ganancia empresaria. Qué es la ganancia empresaria? Qué es natural?Sin embargo, funcionamos tratando de invertir lo que parece natural. Voy a dar algunos ejemplos para que pensemos juntos. Todos conocemos que aún con la flexibilización, muchos obreros de la construcción pasan una buena parte de su vida trabajando treinta o cuarenta años, construyendo buenas casas, estos edificios de departamento, y viven en la villa. Nunca viven en alguna de las casas que construyen. Qué es natural? Este orden social es natural? Cuántos obreros de la construcción conocemos entre todos los que estamos acá, que vivan en los edificios o en las casas que construyen? Entonces, si éste en el que vivimos es un orden social natural, yo creo que hay que distinguir las ideas subversivas del marxismo, hay que poner sobre los pies aquello que está dado vuelta. Hace unos días atrás venía muy angustiado un compañero del trabajo, que cuando no se llega a tener la casa propia, hay que alquilar; el sistema lo plantea así. Y la primera cosa que le piden son dos garantías propietarias. Qué es natural? Que al que no tiene propiedad el sistema le diga "para empezar a andar traés dos títulos de propiedad que yo sé que no tenés, porque sino no vendrías a alquilar"? Qué es natural? Primer desafío: luchar contra un orden social injusto, donde las cosas están invertidas, y lo que parece natural es la explotación -que sólo ha cambiado de forma respecto de la que soportaban los esclavos de sus amos-. En varias de las charlas anteriores se habló aquí de que el marxismo es una muy importante herramienta de análisis social. Pero a mí me parece que además de ser una herramienta de análisis social, es una herramienta de transformación. Entonces, empecemos a pensar cómo utilizamos la herramienta en los temas concretos de la Argentina de fin de siglo. En la Argentina del 97, si no empezamos a pelear por resolver el problema de la desocupación, nos esperan horas terribles. Está funcionando todo lo que los clásicos del marxismo han planteado. Alta desocupación significa un formidable ejército de reserva para los capitalistas: "si no te gusta te vas, hay 700 en la puerta". Frente a este ejército de desocupación no se pueden defender salarios, no se pueden defender conquistas laborales. O peleamos contra la desocupación o terminamos aceptando trabajar por dos pesos. Y este es un desafío concreto, no teórico, que tenemos los marxistas en la Argentina del 97. En alguna charla, con menos gente y con un público menos definido que el que viene a la Cátedra Che Guevara, yo digo: "reducción de la jornada de trabajo", y no por un criterio histórico, no sólo porque lo haya planteado el movimiento sindical en sus mejores momentos, sino porque no encuentro ninguna otra salida. Basta de contratos basura, pero basta también de mendigar subsidios. Y cuando se abren las preguntas -y a mí me gustan las preguntas- vienen los interrogantes: "Usted está diciendo que en Argentina hay que pelear por 35 ó 36 horas de jornada?". Y no venían con mala leche, venían bien las preguntas. Y digo: sí, hay que pelear por la reducción de jornada. Y cómo? Bastante simple. Primero, pensémoslo desde el lado de las ideas que decimos tener, pensémoslo desde el lado de los trabajadores, pensémoslo desde el lado de la gente transformadora. Es bastante simple. Si la jornada de 48 horas -y ojalá fuera de 48 horas- semanales permite, en cualquier actividad, emplear tres personas, automáticamente, con una reducción de la jornada a 36 horas, está el cuarto compañero desocupado, dentro de la empresa. Está trabajando uno más cada tres activos; y esta lucha no la pueden dar los desocupados. Es una lucha de los trabajadores activos. Si el nivel de la tecnología permite, socialmente, sostener la producción con una jornada de 6 horas, no trabajemos más 8, 10 ó 12 horas. "Pero las empresas no lo pueden pagar". Qué empresas? Macri no lo puede pagar? Pescarmona no lo puede pagar? "Entonces está haciendo un planteo acotado, porque las pequeñas y medianas empresas se caen". Las pequeñas y medianas empresas se caen en este sistema, con esta convertibilidad, con este nivel de deuda, con la jornada de 6, de 8 ó de 24 horas. La pequeña y mediana empresa que quieren sostener quienes me hacen esta pregunta de buena fe, están destinadas a ser tragadas por empresas grandes. Y si no, miren el proceso social. No digo que yo tengo la verdad, pero discutamos qué hacemos con la desocupación.Por otro lado, los marxistas podemos hacer muy distintos grados de alianzas. Podemos pedirles a los trabajadores que sean hábiles en la política. Nunca podemos pedirle que sostengan alianzas con otros sectores sociales sobre la base de su explotación. Si esto es lo que hay detrás de las preguntas que me hacían, lo contesto rotundamente y lo digo con todo el público que hay acá: para esa a mí no me cuenten. Se van a caer las pequeñas y medianas empresas. Pero la lucha por la jornada de 35 horas tiene todo un contenido, forma parte de retomar la conciencia obrera que está perdida en gran parte. La otra pregunta es "pero con estos sindicatos?" No. Con estos sindicatos no vamos ni a la esquina. El tema es si cuando estamos analizando, como en este momento, los desafíos actuales de los marxistas, nos pensamos adentro de las posibilidades de los sindicatos. Suena probablemente, lo que estoy planteando, a una postura ultraizquierdista: ya dije que se caen las pequeñas y medianas empresas, y que con estos sindicatos no vamos ni a la esquina. Déjenme leerles un parrafito: "Frente a la fuerza del capital, la fuerza humana individual ha desaparecido, y el obrero no es más que un engranaje en la máquina de las fábricas. Para reconquistar su individualidad, los obreros deben unirse y construir sindicatos para defender su salario y su vida. Hasta ahora esas asociaciones han tenido un carácter más o menos local. Sólo la fuerza del capital crece cotidianamente gracias a los descubrimientos y progresos nuevos de la industria, por lo cual un gran número de sindicatos nacionales entran en un estado de impotencia. Si estudiamos las luchas de la clase obrera inglesa, vemos que los patrones de las fábricas, para resistir a sus obreros, traen del interior trabajadores, para hacerles producir mercaderías con salarios más bajos. Frente a eta situación, la clase obrera, si quiere proseguir su lucha con alguna clase de éxito, debe transformar esas asociaciones nacionales en asociaciones internacionales". Otro ultraizquierdista. Es Carlos Marx, es uno de los mensajes del Consejo General de la Asociación Internacional de Trabajadores. La primera Internacional, 1865. Si lo mío es de ultraizquierda, estoy bien acompañado. Pero hay varios desafíos. Y uno de los desafíos más fuertes es el de poder hacer una aplicación creadora, y no dogmática, del marxismo. Porque el marxismo es, por esencia, esto: es la subversión. Es la inversión, y por lo tanto no hay receta que pueda funcionar adentro de este tema. Si me piden que tome un par de cosas que me siguen llamando la atención, del Che, a treinta años, creo que si algo hay que seguir difundiendo del Che en el 97, es el Che antidogmático, es el Che rebelde. Entonces, a mí me parece que está un poco olvidado -y olvidado también por los cubanos- que una de las cosas que nos tocan a esta altura es intentar no atarnos a ningún dogma. Es el Che de la Conferencia de Argel. Es una conferencia afroasiática en Argelia, del Movimiento de Liberación. Pero el Che va ahí como Ministro de Industria. Y en una parte de su intervención, dice: "Una lógica elemental determina la necesidad de la alianza de los pueblos subdesarrollados y de los países socialistas. Si no hubiera ningún otro factor de unión, el enemigo común debiera constituirlo. Claro que estas uniones no se pueden hacer espontáneamente y sin discusiones, sin que antes sea un parto, doloroso a veces. Cada vez que se libera un país, es una derrota del sistema imperialista mundial. Pero debemos convenir que este desgajamiento no sucede por el mero hecho de proclamarse una independencia o lograrse una victoria por las armas en una revolución. Sucede cuando el dominio económico imperialista deja de ejercerse sobre un pueblo. Por lo tanto, a los países socialistas les interesa como cosa vital que se produzcan efectivamente estos desgajamientos.””Es una convicción profunda: no puede existir socialismo si en las conciencias no se operan cambios que provoquen una nueva actitud fraternal hacia la humanidad, tanto de índole individual, en la sociedad en que se construye o está construido el socialismo, o de índole mundial en relación a todos los pueblos que sufren la opresión imperialista. Creemos que con este espíritu debe afrontarse la responsabilidad de ayuda a los países dependientes, que no hablarse más de desarollar comercio de beneficio mutuo, basado en los precios que la Ley del Valor y las relaciones internacionales de intercambio desigual, producto de la Ley del Valor, imponen a los países alcanzar. Cómo puede significar beneficio mutuo vender a precio de mercado mundial las materias primas que cuestan sudor y sufrimiento sin límites a los países atrasados, y comprar a precios de mercado mundial las máquinas producidas en las grandes fábricas automatizadas del presente? Si establecemos ese tipo de relación entre los dos grupos de naciones, debemos convenir que los países socialistas son, en cierta manera, cómplices de la explotación imperial. Se puede argüir que el monto del intercambio con los países subdesarrollados constituye una parte insignificante del comercio interior de estos países. Es una gran verdad, pero no elimina el carácter inmoral del caso".Cuando el Che decía esto en Argel, lo que estaba planteando es: si los países atrasados no encontramos en los llamados países socialistas una mano tendida, el imperialismo se queda con el mundo. Tengo que decir que el Che tenía razón. Y la mano se tendió, pero el intercambio siguió siendo desigual. Esto es fuerte, pero yo creo que el crecimiento del campo socialista, el crecimiento de los movimientos socialistas en cada país, se hacen sobre la base de la discusión, del intercambio, y no del acuerdismo. Entonces, cuando los acuerdos están, están. Y cuando no, hay diferencias. El Che no hacía campaña antisoviética en Argel. El Che decía: no nos apliquen la Ley del Valor como nos quieren aplicar los países capitalistas. Entonces, en otra parte, obviamente, está refiriéndose a muchos de los procesos de liberación de esos años, en distintos lugares. Tampoco se puede pretender la confianza de los países socialistas cuando se juega al balance entre capitalismo y socialismo, y se trata de utilizar a ambas fuerzas como elementos contrapuestos para sacar de esa competencia determinadas ventajas. No hablaba desde el Tercer Mundo, ni desde la Tercera Posición. Hablaba, como creo que tenemos que hablar nosotros, desde el marxismo en un país subdesarrollado que se afronta como subdesarrollado, y que dice que en los procesos de construcción que tenemos por delante, tenemos muchos desafíos. Uno, no sé si el principal, es el de pensar con la propia cabeza, e intentar el propio camino de la revolución social.