Perú 1892 - Paris 1938
LOS HERALDOS NEGROS

Hay golpes en la vida, tan fuertes ... ¡Yo no sé! 
Golpes como del odio de Dios; como si ante ellos,
la resaca de todo lo sufrido 
se empozara en el alma...Yo no sé! 

Son pocos; pero son... Abren zanjas obscuras
en el rostro más fiero y en el lomo más fuerte.          
Serán talvez los potros de bárbaros atilas; 
o los heraldos negros que nos manda la Muerte. 

Son las caídas hondas de los Cristos del alma, 
de alguna fe adorable que el Destino blasfema. 
Esos golpes sangrientos son las crepitaciones 
de algún pan que en la puerta del horno se nos quema.   

Y el hombre... Pobre... pobre! Vuelve los ojos, como 
cuando por sobre el hombro nos llama una palmada; 
vuelve los ojos locos, y todo lo vivido          
se empoza, como charco de culpa, en la mirada. 

Hay golpes en la vida,          
tan fuertes... Yo no sé!